Miguel Herrero de Miñón, fue uno de los padres de la Constitución junto con Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces-Barba, Jordi Solé Tura, Manuel Fraga y Miguel Roca. Por cierto, Miguel Herrero de Miñón, que tiene la cabeza muy bien amueblada como ha demostrado a lo largo de su vida, es una persona a quien admiro profundamente y con quien he tenido el honor de compartir algunos momentos donde he podido comprobar su inteligencia, su verbo preciso, la claridad de sus ideas y su buen humor. Hombre de gran rigor jurídico, hoy es miembro del Consejo de Estado.
Pues bien, con motivo de la presentación del libro “La foto del Palace” de Fernando Jáuregui, dejó sentadas algunas ideas que quizá ahora, en un año con elecciones municipales y generales, sea buen momento para recordar. Propuso una reforma sumamente interesante que de cumplirse, influiría en una parte importante del Consejo de Ministros, del Congreso de los Diputados, del Senado, de los Ejecutivos y diputados autonómicos, de los ayuntamientos, de las diputaciones…
La propuesta de reforma consistiría en exigir dos condiciones a quienes quisieran entrar en política a partir de ahora. Básicamente estas condiciones serían: en primer lugar “dos años de formación” y en segundo lugar, “haber tenido una profesión”. Él mismo reconoció que la medida podría ser impopular, pero es muy cierto que no se debería entrar en política sin haber demostrado que se sabe gobernar la propia vida mediante una profesión conocida, antes de gobernar la de los demás. Sería muy recomendable haber mantenido una familia, haber hecho las cuentas de la casa, haber cotizado, haber hecho algo por sí mismos, haber tenido responsabilidades, etc.
Según su criterio, son dos reformas fundamentales que cambiarían la política de arriba abajo. Por mi parte, creo que es muy difícil no estar de acuerdo con él después de lo que hemos visto y padecido esta legislatura.
Decía Francis Bacon que el conocimiento es, por sí mismo, una potencia. Por eso entiendo que quien tiene conocimiento y solvencia intelectual sabe que uno de los principios de la política con mayúsculas es atacar a la idea pero no al hombre. Considerar adversario y no enemigo al que tiene ideas distintas a las nuestras, y sobre todo evitar espectáculos poco edificantes con insultos y descalificaciones, sería una buena demostración del necesario señorío y de la cortesía debida que debe presidir la política.
Como dijo con énfasis Miguel Herrero, “El espíritu del 78 exige buenas maneras de palabra y gesto. ¡No se injuria, no se menosprecia y no se manipula!”. Es decir, algo que deberían tomar en consideración algunos que se autoproclaman progresistas; por no hablar de la indigencia intelectual y legislativa a la hora de hacer ciertas leyes que, por menospreciar a los que saben, han causado unos perjuicios que la sociedad no merece. Por eso somos muchos los que entendemos que el que no cumple al menos esos dos requisitos, no debería poder representar a sus conciudadanos, y si además no tiene donde volver al acabar su mandato, será capaz de cualquier cosa para continuar y se convertirá en un problema. En política siempre hay que estar preparado para bajar las escaleras porque es ley de vida, pero los que no tienen donde ir se agarran al sillón desesperadamente.
Para concluir, me gustaría añadir que educamos a nuestros hijos para que se formen y puedan ser algo el día de mañana, pero viendo lo que hay posiblemente no entiendan nada. Si ven que hay ejemplos de personas no suficientemente formadas en cargos importantes y que además no han trabajado nunca, ni han cotizado, ni han tenido responsabilidades anteriores más allá de haber pertenecido a algún partido político, gran parte de lo que les hemos explicado y de los principios que hemos defendido se vienen abajo. Por lo tanto, si Miguel Herrero pide expulsar de la política a quienes llegan a ella huyendo del paro, puede que esté en posesión de la verdad.
Y si así fuera, tendremos que acordar con Bertolt Brecht que “cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque”.
