La situación en Siria parece llegar a un punto de consenso después de que el Ejército Libre, principal organización antigubernamental, ofreciera ayer al régimen de Damasco un alto el fuego. Eso sí, condicionado a que el presidente, Bachar al Asad, retire sus carros de combate, unidades de artillería y armas pesadas de las zonas con presencia rebelde. Una reclamación que se produjo horas después de que el propio dirigente asegurase que no evacuará a los soldados de las calles hasta que se restablezca la seguridad en el país.
«No podemos aceptar la presencia de tanques y tropas en vehículos acorazados entre la gente. No tenemos problema con el alto el fuego. En cuanto quiten sus blindados, el Ejército Libre Sirio no disparará ni un solo tiro», aseguró una fuente sublevada.
«Cuando las bandas de Al Asad detengan el bombardeo y los asesinatos de civiles, nuestros líderes podrán emitir una orden de paralizar las operaciones y la cumpliremos para demostrar nuestra buena voluntad», agregó.
Pero parece que el Gobierno no tendrá en cuenta esta petición, ya que consideró que «la presencia del Ejército en las ciudades obedece a motivos defensivos y para la protección de los civiles», según subrayó un portavoz del Ejecutivo de Damasco.
Mientras tanto, la violencia continúa en el país y al menos 50 personas fallecieron ayer abatidas por las Fuerzas de Seguridad en varios puntos del país.
Diez de los muertos se registraron en Homs, que continuó siendo la localidad más atacada por las tropas del dirigente sirio.
Además, el ministro de Asuntos Exteriores saudí, el príncipe Saud al Faisal, reiteró su petición para armar a la oposición «porque no puede defenderse».
