De la cosa municipal. Mientras permaneció en su puesto de ‘solo’ concejal del Ayuntamiento de aquí, Pedro Rincón apenas se dejó notar. No dio trabajo al ‘asiento’ de sus palabras en el libro de sesiones. Fue llegar a jefe de la alcaldía, año 30 de 1900, cuando se desató. Dos muestras de ello. Petición de baja de un ciudadano en el padrón municipal, (a la sazón Mariano Barrio y Massieu (1), Marqués de Santa Eulalia) para darse de alta en Revenga. Concedida. Dado que hubo debate anterior, que el secretario, con la ley por bandera cortó, (como debía ser siempre, pues es el encargado de interpretar la ley), el indignado alcalde ‘amenazó’ con estas palabras: ‘cierto que debe concedérsele porque la ley lo manda, pero yo lo fiscalizaré oportunamente. Pues por ningún portillo deben escaparse los enemigos de la República’.
En esa misma sesión, mes de diciembre, se debate el tema subvenciones. El señor Rincón se opone a la concesión de la prórroga que tenía concedida el Liceo Casino. ¿Justificación? ‘Por ser un centro monárquico y derechista’. Por el contrario, el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar, el señor alcalde sentenció: ‘manténgase la asignación que recibe La Casa del Pueblo’.
Corolario. Se celebró un juicio a demanda de un vecino porque el burro de otro vecino le había comido parte de un trigal. El dueño de la caballería se defendió diciendo que ‘el acusador miente pues él no tiene ningún burro, solo tiene burras’. El denunciante ‘sentenció’ ante el Juez de Paz con la famosa frase: ‘¿qué tendrán que ver los coj… para comer trigo?’
La frase indica que una persona está confundiendo conceptos completamente distintos o haciendo un razonamiento absurdo.
Regresamos al tema. Final de la disputa en el ‘hemiciclo’ unos decían que sí subvencionar, y otros que no, ¿Cómo dirimir?
Final de la disputa: deciden votar a mano alzada. Ganaron los zocatos.
Ahora otras noticias de cualquier tiempo pasado que fue… diferente.
Gobernador. En febrero de 1901 hubo cambio en el Gobierno Civil de la ciudad. Es nombrado para el cargo Ricardo Medina Vitores. Antes había desempeñado el mismo puesto en Ávila, Zamora y Jaén. También le dio tiempo a ser elegido Senador por la provincia de Lugo. Tres meses se habían recorrido desde su toma de posesión. El 23 de mayo del referido año falleció. Su muerte y posterior embalsamiento, fue certificada y realizado por los doctores Ildefonso Moreno y Eulogio Martín Higuera. Su cadáver fue expuesto en el salón de recepciones del Gobierno Civil, vestido de frac, con la placa de la Gran Cruz de Isabel la Católica y el fajín distintivo de su cargo. Fue enterrado en Valladolid. El féretro fue conducido en tren desde la estación de Segovia.
En Riaza. Llevaban tanto tiempo esperando el establecimiento de un Juzgado de Instrucción, que al recibir la noticia (1 de noviembre de 1896), hubo en el pueblo repique de campanas, lanzamiento de cohetes, música de dulzaina… mientras que al balcón del ayuntamiento lo vestían de gala con diferentes colgaduras, enarbolándose la bandera. La larga espera hizo saltar de júbilo a la población, que había preparado un amplio programa de festejos, entre los que se encontraba la iluminación con preciosos faroles. Pero… la climatología no quiso colaborar, y la caída de una nevada que dejó las calles vestidas con una capa de una cuarta de espesor, obligó a los vecinos, cobijados en su gran mayoría en los soportales de la plaza, a olvidarse del programa festivo y a retirarse a sus casas. Era ya noche cerrada.
Salón de baile. Un grupo de jóvenes de la ciudad puso en funcionamiento una idea que habían ‘estudiado’. Para llevarla a efecto negociaron con la empresa del Teatro Cervantes el poder organizar bailes en el local. Hubo acuerdo y a lo largo de unos meses consiguieron que los fines de semana el lugar estuviera lleno de jóvenes. Su éxito fue espectacular. El baile/verbena estaba a cargo de un terceto (piano, flauta y violín) cuyos componentes llegaban del Real Sitio de San Ildefonso. Comenzaba a las nueve de la noche y acababa a las dos de la madrugada.
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Mariano Barrio era hijo de Ramón Barrio y Ruiz-Vidal, jefe superior de Administración y gobernador de La Habana entre los años 1893 y 1895, en el que presentó su dimisión a la Reina María Cristina. También fue diputado en Cortes. Mariano era marqués consorte, ya que el título lo ostentaba su esposa Eulalia de Uhagón y Corral, natural de La Palma.
