La familia Horcajo Llorente mantiene desde 2018 un museo privado dedicado a la maquinaria agrícola clásica, con fondos formados por más de 90 piezas en la finca de Abadejos, entre Torredondo y Valverde del Majano, muy cerca de la capital segoviana
Hace ya más de tres décadas que José Luis Horcajo comenzó a coleccionar maquinaria agrícola, entre la que destacan tractores fabricados desde finales del siglo XIX a los puestos en el mercado por casas estadounidenses y europeas en distintas etapas a lo largo del XX, con muchos ejemplares de las décadas de los años treinta y, sobre todo, de los cuarenta, cuando se inicia la mecanización del campo español. En 2011, con parte de ese legado, se inaugura el Museo de Maquinaria Agrícola y Tractor Clásico en una amplia nave de Valverde del Majano, hasta 2015; y desde 2018 la sede del museo, ligado únicamente desde entonces a la familia Horcajo Llorente, se encuentra en la finca de Abadejos, entre Torredondo y Valverde.
Horcajo, muy activo a sus 81 años, ha dedicado su vida profesional a la compraventa de maquinaria agrícola, de ahí esa pasión, más que afición, por coleccionar tractores antiguos.

El que fuera fundador y presidente (durante diez años) de la Asociación de Amigos de la Maquinaria Agrícola —de la que forman parte más de un centenar de coleccionistas de toda España—, cuenta que su primera adquisición, en el año 1995, fue un tractor suizo, marca Hürlimann que encontró en un desguace, para chatarra, en Medina del Campo.
Lo ‘rescató’ y desde entonces le une a él una bonita historia porque precisamente acaba de llevar a cabo ahora una segunda restauración de esta primera pieza adquirida, un tractor emblemático, fabricado en 1939 en Suiza, y que fue comprado por un agricultor de Navas de Oro, en la provincia de Segovia, ya que el promotor del museo conserva el historial completo del vehículo.
Ese Hürlimann, que entre sus características más curiosas destaca porque únicamente tiene freno de palanca, y que en la agricultura suiza se utilizaba para la alta montaña, fue el comienzo de la que puede considerarse una de las mejores colecciones de tractores clásicos de España.
La exposición que puede visitarse en Abadalejos la forman más de noventa vehículos: tractores sobre todo pero también cosechadoras como la primera de la conocida marca de EEUU John Deere, “con cadenas de forja”, muy diferente de los últimos y confortables modelos del mercado en la actualidad, ya que no tenía cabina y el cosechador iba expuesto, cuando ahora tienen hasta climatización y todo está automatizado. En cuanto a la capacidad de cosechar, Horcajo explica que la que puede contemplarse en el museo tiene una amplitud de 2,50 metros cuando las actuales pueden alcanzar 11 ó 12 metros.

En el museo se exponen tractores de décadas pasadas pero también una muestra de aperos de labranza, utensilios y herramientas y maquinaria antigua, lo que facilita el conocimiento de la evolución que ha tenido en España la mecanización del campo, “una modernización de la que tampoco hace tantos años”, como sostiene este experto coleccionista.
Otro aspecto que destaca de la colección de la familia Horcajo Llorente es que la mayoría de los que integran el fondo del museo los ha restaurado él mismo, buscando piezas originales o bien, cuando no ha quedado otro remedio porque no las encuentra o porque están en otros países y su adquisición resulta muy costosa, elaborándolas, muchas veces de manera artesanal.
Cuenta, por ejemplo, que para la segunda restauración que ha llevado a cabo recientemente del tractor suizo Hürlimann que fue su primera adquisición, con su color original y recuperando piezas perdidas, ha contado con la pericia y buen hacer de un especialista cubano para la chapa de este vehículo de trabajo convertido en la actualidad en una de las piezas estrella de la exposición.
Hay una sección completa de tractores John Deere, una de las empresas punteras en la fabricación de maquinaria agrícola, con sede en una ciudad de unos 43.000 habitantes, Moline, en el estado de Illinois (USA). Pero en el museo hay muchos más, de las marcas más representativas, incluso fabricados en España, por ejemplo en la factoría Lanz de Getafe desde finales de los años 40.
Entre las piezas más antiguas hay un tractor de hierro fundido, que arranca por candileja y recibía el nombre “de morro caliente”, restaurado completamente con volante de madera, ruedas nuevas, etc.

Prácticamente todos están en perfecto estado de funcionamiento, aunque raramente salen del museo. Cuenta Horcajo que antes de la pandemia de covid se llevaron a cabo bastantes cesiones para ferias o muestras, principalmente a ayuntamientos, algo que se ha comenzado a retomar ahora aunque de manera puntual. También han cedido tractores clásicos como vehículo para la celebración de bodas.
Entre la maquinaria antigua propiedad de la familia Horcajo Llorente también se encuentra alguna gavilladora, “de las primeras que se usaron para segar con los machos” en la provincia, o empacadoras, como una fabricada en la provincia en 1948, para formar pacas de paja trillada.
Como experto en restauraciones ha recibido encargos para recuperar ejemplares incluso para la casa John Deere en España y últimamente también de Ebro Kubota (del grupo japonés Nissan).

¿Cómo visitarlo?
Este Museo de Maquinaria Agrícola y Tractor Clásico, ubicado a poca distancia de la capital segoviana, junto al denominado Caserío de Abadejos, es de propiedad privada, de la familia Horcajo Llorente, y no tiene un horario fijo de apertura. Para visitarlo, por lo tanto, es necesario concertar con tiempo una cita a través del teléfono 629 06 09 11.
Cuenta José Luis Horcajo, su principal promotor, que durante la pasada Semana Santa ha recibido muchos visitantes procedentes de diferentes provincias.
En definitiva, el museo permite conocer la evolución de la mecanización del campo español y ayuda a sensibilizar sobre la importancia cultural de los primeros inventos mecánicos para ayudar a las tareas agrícolas, fines que comparte con la Asociación Amigos de la Maquinaria Agrícola.
Es un lugar imprescindible para todos los que admiran el recorrido, relativamente corto en el tiempo, del proceso de modernización de la agricultura española —agricultores, personas relacionadas con la maquinaria—, pero también una manera atractiva de mostrar a las nuevas generaciones una parte importante de ese trabajo imprescindible que garantiza la presencia de alimentos en nuestras mesas.

