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“’Lincessa. Los silencios del bosque’ es el más hermoso viaje a un mundo de fantasía y misterio”

por El Adelantado de Segovia
9 de abril de 2023
Pototo Díez.

Pototo Díez.

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 ¿De dónde viene su afición, su pasión, por el cine?
Es difícil de explicar. Realmente empecé por la fotografía. Mi padre tenía una antigua Agfa Karat de 35 mm. con objetivo de fuelle. Aquella cámara me fascinaba. Con 13 o 14 años compré un librito de fotografía que explicaba la técnica de un modo muy sencillo pero didáctico. Además, lo hacía con tal pasión que me enamoró el concepto de elegir y conservar la imagen que yo quería de un modo perpetuo. Era atesorar el espacio-tiempo simplemente con un click. Apoderarte de algo intrínsecamente tuyo. Aquel librito no solo me descubrió la técnica de la que me convertí en un obseso, sino que me enseñó a mirar. Desde entonces no he dejado de mirar. Llevo toda mi vida componiendo imágenes, jugando con las luces, las formas y los movimientos aunque no lleve una cámara. Me absorbe. Mis conocidos a veces me dicen: ¡despierta, estás en otro sitio! No me canso de escudriñar las luces y las formas de modo obsesivo hasta llegar a veces a una especie de éxtasis.

De ahí al cine fue como un paso natural. Era lo mismo pero siendo capaz de romper la barrera del movimiento (al principio me costó). Pero faltaba la historia. En fotografía era una historia interior, meditada aunque de algún modo constreñida, limitada, con barreras (autoimpuestas). El cine es libertad de movimientos, es bailar, correr, pararse en seco o acercarse lentamente a merodear. Conseguir el equilibrio entre la luz, la forma, junto al movimiento o la cadencia, es como intentar maridar un buen vino con una exquisita vianda. Y sobre todo contar. Contar experiencias, emociones, sentimientos… Siento que el cine es el culmen de la imagen porque si, de repente, quiero una fotografía que refleje otras emociones, detengo el movimiento de cámara y dejo que todo discurra con armonía dentro del rectángulo que he elegido yo.

¿Qué recuerdos tiene de Pototo, niño, en una ciudad como Segovia que
entonces dispondría de varias salas cinematográficas?
Entonces, cuando era niño, tuve la fortuna de que a mis padres les atraía el cine y los domingos nos llevaban a ver una sesión doble en el teatro Juan Bravo o en el cine Sirenas. Lo cierto es que nunca he sido un estudioso del cine desde el punto de vista de grandes directores, actores, corrientes o modas. Sólo me interesaba la imagen. Lo que me transmitían sus composiciones, sus luces o sus colores. Era una escuela de creación que de algún modo forjó en mí una forma de mirar.

¿Qué películas le impactaron entonces? ¿Cuáles ahora?
Como decía antes, nunca he sido un estudioso y me cuesta mucho identificar recuerdos, flashes más bien, visuales y relacionarlos con un título, un estilo o un nombre. Sí recuerdo, de un modo desproporcionado, una película que vimos en el cine Sirenas: ‘Al este de Java’. Me impactó. Literalmente. Tendría 8 o 9 años. La explosión del Krakatoa y un viaje en barco… aventuras, acción, espectáculo… No he vuelto a verla. No sé si me atrevo. A veces he dudado si allí realmente se inició mi pasión por el cine, o al menos sembró una semillita que germinó y sigue creciendo. Sinceramente, necesito que una película me envuelva, me haga vibrar, me determine como lo hizo ‘Al este de Java’.

¿Hoy?, ¿un título? Imposible. Me transporta Terence Malick, con sus aciertos y errores. ¿No es bello errar hoy y enamorar mañana? ¿Quiénes somos para exigir la perfección? Lo que me fascina de él es el modo de narrar visualmente y sin necesidad de nada más que el ambiente, reflexiones en primera persona, o algún diálogo que precisamente por su escasez se revaloriza en nuestra atención.

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Cartel de la película Lincessa.

 ¿Y sus actores y actrices favoritos?
Difícil, ¿actuales? ¿pasados?… no soy fetichista y hay actores y actrices que me enamoran en determinadas películas. ¿Quién no tiembla ante Ava Gardner en ‘La condesa descalza’ de J.L. Mankiewicz? Por su interpretación, por ser capaz de transmitir sutiles emociones de inseguridad.

¿O con De Niro en ‘El cazador’? Simplemente sublime, contenido, equilibrado… pero sublime.

¿Qué diferencias advierte entre el cine de entonces y el actual?
Qué complicado. Entonces el cine era un espectáculo que buscaba involucrar al espectador en un universo mágico. Luego se convirtió en algo más reflexivo y se auto-cuestionó su papel en la sociedad mientras persigue su auto-afirmación. Pero un tipo de cine no debe cuestionar al otro.

Hay unas fuentes de las que se nutre todo el cine, ya sean novelas, historias o fantasías. Siempre estarán los clásicos. ¿Cuántas vueltas se han dado a las historias de siempre cambiando de decorados, épocas o vestuarios? Por ello no son peores películas.

Fotografía


Usted empieza como fotógrafo, al igual que otros prestigiosos directores de cine, Saura, Kubrick, Wenders… ¿Ha habido algún fotógrafo que le haya influido, o sugerido posibilidades, abierto perspectivas etc. tanto a escala nacional o internacional? ¿Por qué razón?
Hay directores de fotografía, sean directores de la película o no, que me envuelven con sus imágenes. De ellos aprendes siempre. Emmanuel Lubezki, Vittorio Storaro, Gordon Willis…

Hay tantos y tan buenos. Y los hay más reconocidos como directores aunque a veces operen la cámara. Kurosawa, Alfonso Cuarón o Lynch lo han hecho. Creo que lo importante es que la historia sea coherente en todos los aspectos, pero los visuales son muy personales. A veces diriges, a veces operas, a veces haces ambas cosas y otras veces surgen matrimonios bien avenidos como Lubezki y Malick o Bertolucci y Storaro. Lo difícil para un director de fotografía es meterse en la cabecita del director y ser capaz de sentir como él. Ser capaz de mirar como él miraría si estuviera tras la cámara.

¿Cuáles son, a su juicio, los elementos que ha de contener una fotografía cualquiera, incluso común, para convertirse en fotografía ideal o, en sentido general, imprescindible?
Si existiera esa varita mágica, sería como hacer churros. ¿Cuáles son los elementos que ha de contener un texto para convertirse en un libro imprescindible? No es ciencia, es magia. Puedes tener todos los elementos a tu favor y ser incapaz de levantar la imagen. Otras veces con las peores condiciones consigue planos inabarcables. El oficio es necesario, pero las musas no siempre se dejan atrapar.

Usted ha cultivado todo tipo de actividad y género fotográfico, del
retrato al reporterismo… ¿En cuál se siente más cómodo y por qué?
Es cierto. Mi paso por la fotografía me ha llevado a desarrollarla desde diferentes ámbitos y en unos me he sentido más cómodo que en otros. De todos he aprendido y con todos he disfrutado. Esa es la lluvia fina que hace crecer a los árboles. Cada experiencia deja un poso y si tienes la fortuna de haber vivido aventuras variopintas, como he tenido yo, tu mente se retroalimenta mezclando unas con otras. Cuando vas madurando tiendes a desterrar lo anecdótico para quedarte con la esencia, aunque la esencia de lo mejor. De lo bello.  Al final no deja de ser egoísta, si te hace feliz ¿porqué no buscarlo? Quizá ahí esté la clave. Y esto quizá tenga que ver con muchos ámbitos en nuestra vida, no sólo en lo profesional.

Documentalista

 ¿Cómo se produce el salto, en su caso, de la fotografía al documental,
si es que lo hay?
He de confesar que cuando empecé con la fotografía, era la época en la que se emitían los programas de Félix Rodríguez de la Fuente. Me fascinaban, yo quería dedicarme a eso. Decidí estudiar biología, lo dejé. Me hice autodidacta de todo aquello que tuviera que ver con la imagen. Nadie creyó que fuera en serio. Traspasé la barrera del movimiento. Trabajé como reportero gráfico para TVE. Nunca dejé de hacer fotos. Mi vida siempre ha sido una mezcla de experiencias como apuntaba anteriormente. ¿Saltos? Quizá ninguno, yo diría incursiones, aprovechas oportunidades, tomas decisiones a veces erróneas, vuelves hacia atrás, tomas impulso y se intenta de nuevo. ¿Fotografía, cine, imagen?, al final solo quieres tener un referente, algo que te haga sentir cómodo y sobre todo que te haga disfrutar. Eso es la vida. Lo más importante es no rendirse y seguir soñando.

¿Qué huella queda en la generación, hiperabundante, de nuevos
documentalistas en relación con los clásicos -Flaherty, Ritmman, incluso
Buñuel…?
Creo que acometer cualquier proyecto cinematográfico exige algo que a veces menospreciamos. Sacrificio y honestidad con uno mismo. Flatherty era un romántico, al principio tampoco le creyeron, se alejó del documental de la época. Lo suyo era una mezcla de documental e historia real, y ficcionada de alguna manera. Iba a contracorriente pero conseguía emocionar a su público. Era un hombre curioso que logró innovar técnicamente y llevar veracidad a las pantallas. Pienso que el espectador está ansioso de realidad. Ya entonces y aun más ahora. Buñuel siempre creyó en el documental como elemento para interpretar la realidad. No tanto el documental puramente descriptivo, sino aquel que podía evocar emociones. ¿Dónde comienza el sueño y dónde la realidad? Otro innovador.

La base está ahí. Hoy con la democratización de la técnica pueden conseguirse documentos excepcionales pero, al final, sigue siendo la honestidad de cada director lo que le lleva a crear películas maravillosas. Cada vez es más difícil innovar, pero el cine documental innovador siempre ha terminado influyendo en el cine de ficción. A veces las barreras se mezclan y es fantástico crear proyectos diferentes sin pensar en el encasillamiento. Se trata de encontrar la libertad para contar la historia que quieres transmitir.

Uno de los documentales que usted ha dirigido –sobre el mundo de

web 04
Fotograma de la película.


las modelos- supuso la alteración estética, diríamos también que moral, de
los modos habituales de abordar, formal y conceptualmente, asuntos que
por su delicadeza o por su controversia estarían vedados al rigor de la
mirada pública o arrojados de la corrección ambiental al moderno infierno.
¿Qué enseñanzas obtuvo de aquel trabajo?
Siempre he tratado de ser lo más honesto conmigo mismo. Aquello fue fruto de la honestidad, y también de las circunstancias. Y ahí sigo. La visión que yo tenía de aquella parte desconocida de la moda la reflejé en el documental del modo más sincero que conocía. Nunca llegué lejos con ella porque estaba muy verde en estos asuntos de la distribución y la comercialización. No obstante me enseñó mucho de lo que sé hoy en día. No me arrepiento de nada de lo que hice y de algún modo lo considero un éxito. Quise reflejar el complejo mundo interno de las modelos y el hecho de que ellas lo valoraran y se sintieran identificadas con “Facebackproject” me hace sentir bien. Recuerdo el día que se exhibió en el Cine Doré, sala de Filmoteca Española. Había más de 200 personas en la sala y cuando finalizó la película la gente aplaudió de pie como recordaba en aquellas sesiones del Teatro Juan Bravo cuando era pequeño y premiábamos con aplausos lo que acabábamos de ver.

Lincessa

Levantar hoy una producción cinematográfica de ficción como
Lincessa, hacerlo desde las estructuras de un “cine independiente” que
usted practica, acometer su desarrollo en Segovia y continuar vivo, se
antoja milagroso. ¿Cómo fue posible esa aventura?
Cabezonería, creer en una idea, no rendirse jamás, correr riesgos y buscar soluciones sencillas a problemas complejos. ¿Milagroso? tal vez. O casuístico, o culpa de una conjunción de fuerzas esotéricas. O, coño, ¿por qué no?

Al fin y al cabo la vida es una aventura y ha supuesto un bellísimo viaje. Duro pero bello. Nadie garantizó que esto fuera a ser fácil y cada obstáculo superado me iba reafirmando en la decisión.

web 06¿Cuáles son los problemas u obstáculos más importantes con que ha
tropezado y de qué tipo de apoyo, institucional o privado, se ha visto
beneficiada la producción de Lincessa?
A ver por dónde empiezo. El mayor problema ha sido el económico y de ahí han derivado todos los demás. Hacer cine, del tipo que sea, es complejo. Si además los bolsillos están vacíos, tu mente no para de crear y no tienes cómo ejecutar determinados pasos, el asunto se complica bastante. Han pasado más de cinco años desde que arranqué con esta aventura. Este recorrido no puedo decir que haya sido una camino de rosas. Pero en todos los caminos siempre encuentras a alguien dispuesto a ayudar o sugerirte un nuevo rumbo.

Después de haberme desgañitado con Lincessa, llegó el COVID-19 y me juré a mí mismo que aprovecharía el encierro para rematar la faena. En abril de ese fatídico 2020 recibí una llamada de un amigo y excelente ingeniero de sonido. Me preguntó por Lincessa. Él conocía el proyecto, le dije que seguía adelante y se ofreció a hacerme el trabajo de mezclas, folleys o masterización. Si no lo conseguía, pringaba conmigo. Él es Carlos Faruolo y aún no ha cobrado. ¡Claro que he tenido apoyos!, ¿cómo no? Siempre de amigos y personas que creyeron en el proyecto. Las voces de Lincessa y del bosque, Carmen Téllez y Álvaro Hache me acompañaban y me animaban en sueños. Han sido unos cuantos. No quiero enumerar a todos los buenos samaritanos encontrados en el camino. Corro el riesgo de dejar alguno fuera y ellos, te garantizo, saben quiénes son.

¿Instituciones públicas o privadas o empresas que hayan ayudado a Lincessa?

EXT. DÍA

Un ave cantora mirando al cielo mientras gira su cabeza y da pequeños brinquitos sobre una rama

– fiu, fiuuu…, fiu, fiuuu…, fiu, fiuuu…

No merece la pena dar nombres. Fueron más de 80 con las que contacté. De numerosos ámbitos. Pero, de alguna manera, también les estoy agradecido. Me hicieron ser más fuerte y apretar los dientes. Además no les guardo rencor. De algún modo les entiendo, yo no soy nada más que un tipo que adora lo que hace, que tiene suficientes tablas creativas y técnicas y que no vende humos. Los años te enseñan a sobrevivir ¡literalmente!, pero hay que ver la cantidad de ejemplares de todo signo, color político, o cualquier cosa con la que se sientan identificados que desfilan en algunos puestos de responsabilidad. Es miserablemente jodido sacar un proyecto realmente independiente. Menos mal que el Instituto de la Cinematografía y las Artes Visuales (ICAA) dependiente del Ministerio de Cultura determinó en su calificación:

NO RECOMENDADA PARA MENORES DE SIETE AÑOS y distintivo ESPECIALMENTE RECOMENDADA PARA LA INFANCIA

Dicen que el distintivo más difícil de conseguir. Algo verían en Lincessa que otros no vieron.

¿Cuál es la agenda de Lincessa a partir de su estreno el próximo 21 de abril?
Antes de su estreno en esa fecha se realiza una premiere mundial en el ECOZINE Film Festival de Zaragoza. Uno de los más destacados sobre cine medioambiental en España y miembro del GFN que agrupa los 40 mejores festivales de cine de naturaleza del mundo. Llegamos fuera de fechas para la sección oficial pero les gustó la propuesta y nos hacen dos pases especiales (sin cobrar a los niños) el domingo día 16 en el céntrico Espacio las Armas de Zaragoza.

A partir de 21 de Abril veremos la respuesta del público y en función de eso se programarán más salas o ciudades. Mientras tanto ya se han hecho algunas catas en el Festival de Cine de Berlin en la sección comercial, así como en el Festival de Cine de Málaga dentro de la “Film Library” que es un mercado de venta de derechos. La acogida no parece haber sido mala y algunos distribuidores internacionales están interesados. Veremos que tal acogida tiene en otros países.

Todo es una incógnita. Pasito a pasito como ha sido todo en esta película.

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