Un gol de Alberto Lopo, a falta de media hora para el final del partido, premió ayer el desgaste del Deportivo ante el Villarreal, puso freno a la caída libre del equipo coruñés, confirmó a Miguel Ángel Lotina en el banquillo y también reafirmó el compromiso de toda la plantilla blanquiazul para obtener la permanencia.
El ‘Submarino amarillo’ no pudo mostrar su mejor versión en Riazor, donde el bloque local se empleó a fondo en todas las líneas para asfixiarle; sufrió su segunda derrota consecutiva debido a una jugada a balón parado y, para colmo, perdió el tercer puesto en beneficio del Valencia.
A causa de los resultados que se habían producido, el conjunto anfitrión empezó el partido en plazas de descenso tres meses después de haber salido de ellas, y su preparador cambió el sistema táctico, que es lo que suele hacer en este tipo de situaciones. En vez de recurrir a cinco defensas, optó por una línea de cuatro.
El ‘míster’ se decantó por buscar consistencia en el centro del campo y equilibrio entre la zaga y el ataque, y la apuesta le salió a la perfección.
A última hora se supo que se perdería el duelo el italiano Giuseppe Rossi por fiebre, y el Villarreal sin duda lo notó. Juan Carlos Garrido tomó la decisión de situar a un único punta, y a su combinado le faltó pegada; cuando quiso arreglar el error, ya fue demasiado tarde para sacar un botín.
