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La vuelta al mundo en ochocientas palabras

por Ángel Gracia Ruiz
3 de abril de 2023
en Tribuna
ANGEL GRACIA
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En 1872, Julio Verne escribió “la vuelta al mundo en ochenta días”. En realidad, al mundo se le puede dar la vuelta en un mero pensamiento o, a lo sumo, en unas pocas palabras.

El mundo se define como “el conjunto de todo lo que existe”. Pero, lo que creemos que existe, ¿existe realmente?, o ¿es un mero reflejo de la existencia en el espejo de la mente?, o ¿simplemente se trata de una creación mental? ¿Qué ocurriría con este mundo que parece tan consistente si lo privásemos de los parámetros del tiempo y del espacio? La respuesta a estas y otras preguntas de similar calado ha constituido el objeto de indagación de todo pensador que se precie y que, en algún momento, haya sentido curiosidad por lo importante.

El caso es que cada cual vive en el escenario de su propio mundo, diferente al de los demás y, por ello, el conocimiento primordial es el “conócete a ti mismo”. No dejo de preguntarme cuánto tiempo dedicamos a esta indagación tan esencial.

El propio mundo se encarga de entretenernos para que no podamos conocernos y, consecuentemente, impedirnos lograr la certeza de su irrealidad. Y, de este juego de auto defensa, se aprovechan un conjunto de sucias manos negras encargadas de crear un universo diseñado exclusivamente para satisfacer sus pérfidos deseos. Y, ¡qué maña se dan en el arte de la manipulación!, ¡qué habilidad lucen en la artesanía del tejido de la distracción!, ¡qué destreza gastan en la labor de la falsificación! Lo cierto es que, mientras tratamos de sobrevivir resolviendo una tras otra las trampas que nos van poniendo por el camino, nos alejamos de nosotros mismos y nos enmarañamos más y más en sus tejemanejes.

Resulta necesario un afilado discernimiento y una firme decisión para robar un momento a esta ficticia enredadera de obligaciones en la que nos han encallado, y dedicar unos minutos para mirar hacia dentro. Es entonces cuando nos damos cuenta de que el discurrir continuo de los pensamientos crea una película de ficción, con apariencia de realidad, encargada de ocultar lo que su proyección ciega. Por eso, si nuestros pensamientos se encuentran teñidos por las percepciones que nos quieren hacer ver, nuestro continuo mental será una película de terror. No existe. No es real. Se trata de una mentira de papel que se derrumba con el leve soplido del conocer.

En esta labor exenta de cualquier atisbo de escrúpulo, suelen utilizar falsas banderas creadas por ellos mismos para “salvarnos” del caos. De este modo, hacen posible lo que hasta entonces parecía increíble. Y no sólo eso, sino que provocan un enfrentamiento inexistente hasta ese instante entre los que ven lo que ellos quieren que se vea y los que ven lo que se oculta tras lo que aparentemente se ve. Me sorprende la enorme facilidad que tienen para transformar lo anormal en normal, para arrancar aplausos de lo deleznable o para celebrar imposiciones inadmisibles.

El caso es que, en el devenir del mundo, la tierra gira sobre sí misma y rota alrededor del sol. Pasan los días, cambian las estaciones, discurren los años. El inexorable paso del tiempo va deteriorando el cuerpo y, en un chasquido de dedos, un día se queda seco y te vas como has venido, sin nada entre manos. Entonces, te das cuenta de que has dedicado tu vida a construir el castillo ficticio de tu personalidad, a mantenerlo, a repararlo, a defenderlo de los permanentes ataques del ejército de la mano negra y a olvidarte de quién eres en realidad, cuando la misión esencial de esta vida consiste en realizar este reconocimiento. Queremos que el mundo cambie, aferrados a la inexistente inmutabilidad de nuestra insignificante construcción de una seguridad imposible.

¿Cómo ha podido caer tan bajo el ser humano? El mundo ha engullido a una especie buena y noble por naturaleza, que se encuentra sobre la tierra ocupando un cuerpo para desarrollar una misión más elevada. Menos mal que todo esto se sostiene por una fuerza invisible capaz de ordenar el desorden y de gobernar en pleno caos. Se trata de la misma fuerza que nos impele secretamente a ser mejores personas a pesar de los desmanes de quienes están tratando de sepultarnos en este hoyo. Se trata de ese impulso que nos catapulta a la esperanza de la reconstrucción de aquel mundo tan sencillo en el que, simplemente, todo discurría en la frecuencia de aquella fuerza que hace posible que se manifieste todo lo que existe.

A estas alturas ya ni siquiera se ocultan. Sabemos quiénes son. Conocemos dónde viven. Contemplamos lo que hacen. Comprobamos hacia dónde nos quieren llevar. El conocimiento es el arma más poderosa con la que contamos. Por esta razón, su gran estafa, como todo lo que existe, está condenada a morir.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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