En una acción que parece poco menos que una declaración de guerra, el Ejército israelí mató ayer al comandante del brazo militar de Hamas en la Franja de Gaza, Ahmed al Yaabari, en un ataque selectivo dirigido contra su coche, en el que también falleció otro militante del grupo palestino.
Al comienzo de una operación contra la organización islámica bautizada como Columna de Defensa, las Fuerzas Aéreas lanzaron un cohete aire-tierra que alcanzó a Al Yaabari y su acompañante mientras conducían.
El Ejército hebreo alertó de que sus tropas están dispuestas a una incursión por tierra en el caso de que se dé la orden, mientras que la portavoz militar Avital Leibovich aseguró que el ataque contra Yaabari es el comienzo de una operación de mayor alcance «contra objetivos terroristas en la Franja».
Aunque Yihad Islámica asumió la responsabilidad por la mayoría de cohetes que alcanzaron Israel en los últimos días, el Gobierno hebreo responsabiliza a Hamas de los ataques, por ejercer el control sobre Gaza.
Según la portavoz militar, la aviación bombardeó almacenes de armas de Hamas y otras organizaciones palestinas además de lugares en los que se supone que hay cohetes, entre ellos Fajr 5 procedentes de Irán, que pueden volar hasta 75 kilómetros y alcanzar la ciudad de Tel Aviv.
Tras el atentado, el brazo armado de Hamas advirtió de que Israel «ha abierto las puertas del infierno». Ismail al Ashkar, uno de los miembros del grupo, subrayó que «las opciones de la resistencia están ahora abiertas e incluyen ataques suicidas en las ciudades hebreas». Por su parte, la Yihad Islámica adelantó que «Israel ha declarado la guerra en Gaza y tendrá que asumir las consecuencias».
La nueva ronda de violencia comenzó el pasado sábado, cuando un jeep israelí fue alcanzado por un cohete, hiriendo a cuatro soldados. En los actos de represalia murieron seis palestinos.
Mientras, en el otro frente abierto por los territorios vecinos, el del posible reconocimiento como Estado de Palestina por parte de la ONU, un borrador del Ministerio de Exteriores hebreo avanza que, en caso de que así sucediera, se verían obligados a «derrocar» al presidente, Abu Mazen.
