Liberado de la tensión de un verano de sufrimiento en medio de las negociaciones entre Arsenal y Barcelona, Cesc Fábregas llega al momento más dulce de su vida con un inicio de temporada brillante, con goles en todos sus encuentros con la camiseta azulgrana y una decisiva participación con España ante Chile.
A Cesc no le quedaban pasos que dar en la estación del calor. En la sombra había hecho todo para convencer a la entidad inglesa y a su respetado Arsene Wenger de que vendiesen a su icono y le dejasen volver a casa, al equipo de su corazón. Cada paso atrás en los diálogos entre los clubes lo sentía como una puñalada. El buen final para sus intereses dio paso a unos días repletos de felicidad.
Desde que debutó en la escuadra catalana no ha parado de marcar. En el Joan Gamper al Nápoles, en la Supercopa de Europa ante el Oporto y en el estreno liguero frente al Villarreal. Es un futbolista capacitado para brillar en varias demarcaciones. Ha desatado su cara más goleadora. Y la trasladó para dar la vuelta al amistoso de España ante Chile.
Acabó el partido y, tras su doblete, entrenó con los suplentes en el césped del AFG Arena de Sankt Gallen. Después de la ducha, cuando salió a atender a los medios de comunicación en la zona mixta, por su cabeza aún daba vueltas una jugada. En vez de marcharse feliz por lo protagonizado, regresaba al hotel sin quitarse de su mente el penalti fallado. Él es así. «Yo no he sido la clave de la remontada. Ha sido Andrés Iniesta. Estoy contento, pero no es extraordinario mi momento. Me encuentro bien. Cuando te sientes feliz siempre salen mejor las cosas. Ahora me encuentro aún un poco de pretemporada. Llevo dos semanas y media con mi equipo tras un verano muy largo. Por primera vez en siete años he descansado y me ha venido muy bien, pero aún me queda mucho», aseguró mostrando su sed de victoria. De momento, ha ganado ya dos títulos con el Barça, quitándose la espina clavada en el Arsenal, donde siempre se quedaba a las puertas del éxito.
«Intento aprovecharme de la calidad de mis compañeros. Cuando Andrés tiene la pelota pasan cosas diferentes. Busco los huecos que dejan mis compañeros y hay momentos en que todo lo que tocas entra. Disfruto de ello. Aunque tengo que ver otra vez el penalti, a ver si ha sido un mal tiro o una gran parada», sentenció.
Cesc llevaba siete meses sin acudir a la selección. Su siguiente reto es ganar importancia con Vicente Del Bosque para regresar también con brillo a la disciplina del combinado nacional.
