Me he calado (1) la boina hasta la cejas, me he puesto calcetín de media pierna, bufanda de dos vueltas y media al cogote y con abrigo de cinco capas, tomé la decisión final: salir a ‘disfrutar’ (o como mejor se entienda), del frío (¡brisita!) mañanero. Fue así como pude observar cómo quedan los brotes verdes con sus florecitas y tallos después de una noche de carámbanos hasta debajo de la cama. ¡Pobres de los nabos (o de otro color), que se quedan en esa época fuera de la tierra! Sugiero, por la misma causa, que no busquen polillas, pues al igual que el carril bici de aquí ‘solo’ son para el verano.
¿Otras cuestiones? Sí, pero de otros tiempos, con personas, instituciones y ‘tejemanejes’ de los más variopinto. Para muestra…
A modo de curiosidad. Sesión de enero de 1860 en la Casa de la Ciudad. Los miembros del cónclave aprueban la construcción de horno ‘para fabricación de pastelillos’, en la calle Santa Ana. Muy probablemente la petición llegó de algún familiar de célebre ‘Benito el bollero’, que desde finales del XIX regentaba el negocio. Sus bollos tenían como base la manteca de cerdo y era –lo afirmo-, el mayor bromista de toda Segovia. ¡Cuántos aprendices no habrán salido de su obrador con la cara pintada con rayas negras, tomada del hollín del horno, sin enterarse que la llevaban!
Calles, plazas y plazuelas. Les digo que el diccionario Madoz, ‘producido’ entre los años 1845 y 50 y en determinada referencia al ‘entramado’ viario de la capital, dejaba constancia de que estaba compuesta por 51 calles, 17 plazuelas y una plaza. Referidos estos datos a la zona amurallada. Los números de los arrabales eran 58 calles, siete plazuelas y una plaza. Sepan que la distinción entre plaza y plazuela venía determinada por entender que ‘plaza mayor’ solo había una en cada localidad. En Segovia capital había dos, Plaza Mayor y Plaza del Azoguejo. Aquella era la ‘chachi piruli’ dentro de la muralla, la otra donde estaban los tablajeros dando cuchilladas a la carne, cortando el ‘pescao’ y… los carros ‘por’ medio. O así.
El ensanche. Les cuento lo de la calle San Juan una vez ‘liquidaron’ por medio de piqueta el Arco de la susodicha, que otros –pura lógica-, habían construido. Era el año 1852 y los del Ayuntamiento se tomaron en serio lo de ensanchar la calle, desde la curva, donde se ubica la Casa de los Lozoya, y las inmediaciones del Acueducto. El proyecto duplicaba su anchura. Pasó de 12 a 24 pies castellanos. Si lo pasamos a metros pues de 3,5 a 7. Lo que ‘pal caso’ me es igual, que me da lo mismo.
Para que el plan pudiera llevarse a efecto se expropiaron las casas/vivienda de Rosendo Aguilera. La adquisición le costó al Ayuntamiento 29.040 reales, más 18.723 reales en concepto de otra expropiación. Sucedió que, teniendo necesidad la ciudad de que la obra/ampliación se realizara cuanto antes y no habiendo dinero en el baúl de los ‘recuerdos’ del Municipio, llamaron ‘a consulta’ a Rosendo, negociaron –que otro remedio-, y el que vendía aceptó que le pagaran a razón de 600 reales/año.
Sepan que para entonces, y desde hacía muchos, muchos años, una fábula salida de ‘no-se-sabe-dónde’, daba como constructor del monumento romano al diablo, que lo hizo en una noche. Luego – y lo pasao, pasao-, el diablo, con cara, cuernos y cuerpo de bronce, se sentó sobre el pretil que tiene caída desde San Juan a Santa Lucía. Donde los turistas se juntan al diablo para hacerse la foto de familia. De la fábula a la realidad. Proyecto/idea realizado por el extraordinario imaginario (2) de José Antonio Abella. Hubo quien se molestó ¿Por qué?
Esta es buena. Año 1932. En sesión ordinaria los concejales acuerdan realizar operación de crédito en la cuantía de 50.000 pesetas con la Caja de Ahorros y M. de P. Dinero que se va a dedicar a el acabado de la obra del segundo depósito de agua, el grande, en Chamberí. La Caja recibe petición y replica: ‘las garantías que nos ofrece el Ayuntamiento las consideramos insuficientes’. Ante la perentoria necesidad de acabar la obra, el planteamiento de la Caja pone al Ayuntamiento en situación difícil de resolver, pues donde no hay… Solución –lean con atención y muy despacio-, los concejales acuerdan: ‘responderemos de la cantidad mancomunadamente’. Crédito concedido.
Los escépticos se preguntarán ¿Es cierto que eso ha pasado en Segovia alguna vez? ¿De verdad? ¡Qué fuerte!
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(1) Haciéndola entrar mucho en la cabeza (RAE) .
(2) Conjunto de símbolos, conceptos e imágenes propios de un individuo que se relacionan entre sí y que ayudan a conformar su manera de ver el mundo.
