Barcelona representó en buena medida otro de los terremotos políticos de la noche, la fuerza de los partidos emergentes: la nueva candidatura Barcelona en Comú, encabezada por Ada Colau y apadrinada por Podemos, fue la primera fuerza en la capital catalana con 11 concejales de los 41 del consistorio, seguida de cerca por CiU con 10 y por otros cinco partidos más.
Colau celebró la victoria en las elecciones municipales y aseguró que “sí se podía”, al conseguir ser la lista más votada.
En el recinto industrial Fabra i Coats, la candidata de Barcelona en Comú afirmó que los resultados demuestran que la ciudadanía pide un cambio en las políticas y recordó que quiere ser la alcaldesa de la ciudad condal “con humildad y orgullo”.
“No los teníamos fácil: nos han difamado y calumniado, pero nosotros con esperanza e ilusión hemos demostrado que sí se podía; hay muchas cosas que decir, pero ha sido la victoria de David sobre a Goliat”, aseguró entre los aplausos del público.
Colau destacó que “la batalla por Barcelona ha sido disputada y emocionante, con unos resultados muy ajustados”, afirmando que durante la jornada los números que arrojaban los escrutinios dejaban a ambas formaciones a muy poca distancia.
Además, recordó que no consiguieron los 21 concejales que dan la mayoría absoluta en el consistorio y, pese a ello, sostuvo que quiere “mandar, pero obedeciendo”, como debería haber sido siempre, según ella.
La antigua activista antidesahucios esgrimió que quiere ser la alcaldesa de un proyecto “imparable y ejemplar” que, subrayó, le da fuerza para una Barcelona al servicio de toda su gente, de los 73 barrios y no de unos contra otros.
También dijo querer ser la alcaldesa de la capital de Cataluña, “un pueblo que ha de decidir su relación con el Estado desde el respeto”, y afirmó estar muy orgullosa de haber demostrado “que se puede hacer política poniendo a las personas por delante de las siglas”.
