Tam, Raquel y Belén producen desde Sacramenia La Repera, un “pógcar” de pueblo con el que empoderan al creciente número de mujeres rurales que, como ellas, se atreven a emprender sus propios negocios desde la que consideran mal llamada “España Vaciada”.
Tam Alvalaz, de 39 años, pertenece a “esa generación a la que le vendieron que, para ser alguien en la vida, había que salir corriendo del pueblo” pero en 2020, después de que su empresa se fuera “al garete”, lo que le pedía el cuerpo era “salir pitando de Madrid” y volver su Sacramenia, donde viven unas 250 personas.
Allí estaban Raquel Arranz, de 52 años, consolidada como “la maestra quesera de Sacramenia”, y Belén Martínez, de 49, que después de haber trabajado “en todo lo habido y por haber”, acababa de lanzarse a abrir un negocio de venta de raciones de manitas de lechazo, ‘Las Manitas de Sacramenia’.
“Lo que nos pasó a nosotras es que llega la famosa pandemia y tenemos que empezar a vender online y no sabíamos muy bien cómo. Yo llevaba ya veinte años con mi quesería y Belén estaba empezando, pero teníamos los mismos problemas”, relata Raquel en una entrevista con la Agencia Efe.
Tam intentaba ayudarlas y detectó que esta necesidad se extendía a otras muchas mujeres rurales emprendedoras que, como ellas, se habían visto obligadas de repente a subirse al carro de la digitalización y no encontraban herramientas, tampoco en los cursos de formación que estaban a su alcance.
“Yo muchas veces decía ‘¿Pero están dando este curso en castellano?’”, comenta Raquel, que ahora se ríe al rememorarlo pero reconoce que en su momento lo pasó fatal.
“Decía ‘es que no entiendo nada’ y encima me sentía fatal porque me sentía tonta, ‘es que no se hacer nada, después de tantos años voy a tener que cerrar, no voy a ser capaz de sacar esto adelante…’”, recuerda haber pensado en ese momento la artesana.
Para superar esa brecha digital, hacer “terapia”, reír, llorar y no sentirse nunca más solas ante tantos cambios, nació este “pógcar”, que se ha quedado con ese nombre porque al principio ninguna de ellas sabían pronunciar correctamente el nombre del formato.
En cada capítulo, Tam, Raquel y Belén comparten sus miedos e inquietudes acerca de sus negocios y, a través de entrevistas a expertas del mundo digital, a las que llaman “Las Maestras”, aprenden “con un lenguaje llanito” lo que necesitan saber para evolucionar.
Juntas descubren qué hace realmente un “content strategist” o un “community manager” en una empresa, cómo funciona el famoso algoritmo en redes sociales, quién puede acceder al programa Kit Digital de los fondos europeos, cómo se construye una imagen de marca o cómo luchar contra el síndrome de la impostora.
Más allá del podcast, La Repera es una comunidad que cuenta con cerca de un centenar de emprendedoras rurales asociadas (las “titis”) y 300 suscripciones a su “newsletter” (“la gacetilla”) y que engloba otros proyectos, como la creación de un mercado virtual, en el que están ahora trabajando.
La percepción que tienen estas tres emprendedoras es que cada vez hay más mujeres que “se están atreviendo a ser atrevidas” para abrir su propio negocio, como dice Belén, y ponen de ejemplo su propio pueblo, donde hay una veintena y la mayoría están liderados por mujeres.
Según el último informe GIRA Mujeres Coca Cola, con datos de 2021 y 2022, el 8,1 por ciento de las mujeres rurales en España cuenta con un proyecto de emprendimiento consolidado, una cifra que supera en casi tres puntos el porcentaje en entornos urbanos.
Para ellas, está más que demostrado el papel “fundamental” que tienen las mujeres emprendedoras para luchar contra la despoblación en el medio rural o, como Belén dice, “para que esto no se muera”.
“Es importantísimo generar y crear un tejido empresarial y no estamos hablando de un polígono industrial lleno de empresas y de edificios. Es que solo con generar un puesto de trabajo en una población que tiene 300 habitantes… ostras, es que podría vivir allí otra familia”, analiza la empresaria.
Raquel rechaza, por “deprimente”, el término “España Vaciada”, cree que es aún “la gran desconocida” aunque se hable mucho de ella y le gustaría que más gente se acercase a ella porque, asegura, “merece la pena”: “El 99,9 por ciento de los que vivimos en la España rural hemos decidido vivir en la España rural, no nos lo ha impuesto nadie”, recuerda.
