¿Recuerdan? Porque tiempo hubo (¡cómo han pasado los años, las vueltas que da la vida!) donde los valores de ‘ayer’ en el deporte se centraban en la superación personal, en el esfuerzo, en el estímulo… pero dieron paso al deporte espectáculo con sueldos millonarios, en las actividades que procedan. No decir que lo que ahora prima es el dinero sería ‘irreverente’. Ya se olvidó –obviando los que, deportistas ellos, disfrutan con el resultado obtenido-, la máxima de aquellos primeros deportistas de la antigua Grecia, donde se competía por ser el mejor. Eso se ha perdido.
Y como en todo con el paso del tiempo hemos cambiado, ya nadie da importancia a conocer que Messi ganó en los últimos 12 meses 130 millones de dólares; Cristiano Ronaldo 115; el jugador de baloncesto, LeBron James, 113; Kylian Mbappe (23 años), 43 (28 en el campo y 15 fuera de él); Naomi Osaka (tenista), en 12 meses, ganó 60 millones y Serena Williams, 45. Siendo las dos únicas mujeres que aparecen entre los 50 deportistas mejor pagados.
También fuera de la actividad deportiva –después de cortarse la ‘coleta’-, los ingresos en ese nuevo camino también son sustanciosos. Ejemplo. Roger Federer, solo en patrocinios, ingresó 90 millones en 12 meses. Según datos publicados por la revista Forbes.
Cierto también que los susodichos y los que no, que son muchos más, forman parte de los mejor pagados, con el ‘atenuante’ de que compiten en actividades donde su deporte genera unos grandes ingresos, y ellos/ellas eligieron esa profesión. Detrás quedan otros deportistas que trabajan con y como ellos pero que, a su pesar no les llegan, en orden de ingresos, ni a la suela de sus zapatillas.
Deporte espectáculo en estado puro.
