Las máquinas comenzarán a funcionar a mediados de la próxima semana –entre los días 1 y 2 de febrero, según las previsiones municipales- en la calle Daoiz para iniciar el proyecto de renovación del denominado eje Catedral-Alcázar, que constituye una de las principales arterias turísticas de la capital. Un proyecto considerado estratégico por parte del actual equipo de Gobierno, que abordará esta obra merced a la llegada de los fondos europeos, que aportan la mayor parte de los cerca de 800.000 euros del presupuesto total, cuya obtención ha sido clave para poder llevar a cabo las obras.
Sin duda, las obras van a suponer una muy sensible mejora no sólo en el entorno patrimonial que discurre por esta calle, sino para vecinos, residentes y comerciantes de la zona que al final de la primavera de 2024 –si todo va bien- disfrutarán no sólo de una calle adecuada a las necesidades peatonales y de tráfico de la zona, sino también con todos los servicios renovados y con la eliminación del cableado que actualmente afea la mayor parte de la vía.
Pero toda obra comporta molestias e inconvenientes, y vecinos y comerciantes afrontan con incertidumbre 15 meses de obras que perjudicarán sensiblemente su vida diaria, así como la de sus negocios.
“Vamos a afrontar un año muy difícil”, asegura Enrique González, propietario de una de las tiendas de recuerdos más veteranas de este entorno, ubicada en su caso en la calle Marqués del Arco, y señala que las restricciones y cierres de la calle durante las obras supondrán un gran varapalo para el comercio y la hostelería de la zona”.

“El comercio de la calle tiene una singularidad sobre otros de la ciudad, y es que no tiene una clientela fija, y la que tiene depende del paso de turistas”, explica González, que pone de manifiesto que habrá momentos durante las obras que no se podrá facilitar su acceso, al menos en condiciones adecuadas.
Por todo ello, y en los encuentros mantenidos con el equipo de Gobierno a tal fin, los comerciantes han puesto sobre la mesa la adopción de medidas extremas para paliar en lo posible las pérdidas generadas durante este tiempo, que van desde la solicitud de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) o el cierre durante el periodo de obras; en lo que Enrique González señaló que es una situación “muy similar a la de la pandemia, pero ahora con menos posibilidades de ayudas”.
Para ello, desde el Ayuntamiento se ha ofrecido la posibilidad de facilitar apoyo económico a través de indemnizaciones o ayudas “pero siempre a fin de obra”, señala, lo que en su opinión no sería operativo. “Habría que estudiar cantidades y tiempo, pero cobrar un dinero quince meses después de un cierre quizá no sea una buena idea”, asegura.
En otros casos, algunos comercios han optado por abandonar la zona y trasladarse a otros locales del centro histórico para proseguir su actividad, circunstancia que debilitará tras las obras el tejido comercial, ya que “lo más probable es que no regresen”, asegura González.
Los comerciantes valoran la oferta del Ayuntamiento para poner a su servicio el apoyo y asesoramiento necesario durante este periodo a través de la Concejalía de Patrimonio Histórico, pero el ánimo general es de pesimismo y resignación ante los efectos negativos que sobre sus negocios van a tener las obras. “Estamos abocados al desastre, pero es lo que hay”, subraya Enrique González.
Para los vecinos de este emblemático entorno del recinto histórico la situación tampoco va a ser fácil, y así se lo hicieron saber a la alcaldesa Clara Martín en la reunión que convocó para dar a conocer las medidas viarias que se van a adoptar durante este tiempo. La presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio de San Andrés, Blanca García ha valorado la información facilitada por el equipo de Gobierno en la multitudinaria reunión celebrada al inicio de esta semana, pero subrayó la inquietud vecinal por la gestión que se haga tanto de la información como de las medidas que se vayan adoptando a medida que avancen las obras.
Así, en la reunión se lanzaron también propuestas por parte de los vecinos, teniendo en cuenta la especial idiosincrasia de la zona. En este sentido, preocupa de forma especial la supresión de casi medio centenar de plazas de aparcamiento en la plaza de La Merced y en Marqués del Arco, ya que las alternativas que el Ayuntamiento propone en San Esteban resultan insuficientes para la demanda actual. De igual modo, la asociación pidió al Ayuntamiento que se busque una alternativa para los vecinos con tarjeta ORA que durante las obras no podrán aparcar en las calles afectadas, de manera que no se sobrecarguen el resto de espacios de estacionamiento más próximos.
Otro asunto que los vecinos pusieron sobre la mesa fue el de los accesos y salidas al barrio, donde solicitaron que se habilite la plaza del Potro como alternativa para salida de la Plaza Mayor, porque la opción de salida única propuesta por la calle Infanta Isabel se considera insuficiente.
En definitiva, a partir de la próxima semana, el barrio de San Andrés comenzará a vivir su particular ‘via crucis’ que en este caso no tendrá como protagonista la hermosa figura del Cristo Yacente de Gregorio Fernández, sino la maquinaria pesada que transformará esta emblemática calle.
El Ayuntamiento apela a la paciencia y promete apoyo y ayudas
Como no puede ser de otra manera, desde el Ayuntamiento apelan a la paciencia y a la comprensión de los vecinos a la hora de entender y asumir que la calle en la que viven y trabajan va a permanecer casi un año y medio inaccesible a la ciudadanía. Así, en las reuniones que el equipo de Gobierno ha mantenido con empresarios y vecinos, la alcaldesa Clara Martín ha dado la cara para ofrecer toda la información posible y expresar el compromiso del equipo de Gobierno para ayudar y atender las demandas y quejas que puedan surgir durante este tiempo.
La alcaldesa expresó ante los vecinos y comerciantes su deseo de que el plazo establecido por la dirección de las obras se ajuste a los 15 meses firmados, pero precisó que las condiciones de la calle hace que “no podamos cerrar los plazos”. “Hay que tener en cuenta que por Daoiz discurre un tramo soterrado del Acueducto sobre el que hay que desarrollar una investigación y dotar una protección”, aseguró Martín, que señaló que el esfuerzo realizado va a permitir contar en esta calle “con unas infraestructuras del siglo XXI tanto en gas, fibra óptica y electricidad”.
La alcaldesa reconoció que las obras van a ser “complicadas y complejas”, y se mostró comprensiva con las “incertidumbres” que generan, pero aseguró que “intentaremos ser lo menos pesados y molestos posible, y trabajaremos para garantizar el acceso a los negocios”.

