Reposada la noticia, tras la inmersión en un profundo proceso de investigación, podemos contar que, hace ya unos días, se celebró en la ciudad suiza alpina de Davos, el Foro económico mundial anual. Se bautizó en sus inicios como Foro Administrativo Europeo. Fue creado por Klaus Schwab en 1971. Este curioso personaje es miembro del consejo de administración del Club Bilderberg, cenáculo sobre el que no ahondaremos aquí ahora. Schwab lanzó en 2020 un proyecto de planificación económica denominado “El Gran Reinicio” en el que relata su visión sobre la pandemia y el futuro de la economía global después de esta. Su lectura resulta espeluznante. El citado libro disipa cualquier atisbo de duda sobre el misterio que rodea a la reciente calamidad global que ha caído “sorpresivamente” sobre la raza humana.
No podemos dejar pasar por alto que el citado Club está acusado de conspirar para imponer un gobierno mundial, un dominio capitalista y una economía planificada. No sería llamativo que, a este foro anual, convocado por un Club Económico Privado, no elegido por nadie más que por ellos mismos, acudieran sus socios, esto es, su creador, las fortunas más poderosas del planeta y las más acaudaladas “celebrities” de la parranda globalista Holiwoodense. Lo que sí resulta curioso es que en él participen aquellos cargos que actualmente se encargan del gobierno planetario: El Secretario General de la OTAN, los Presidentes de Gobierno de occidente, los de las Instituciones de la Unión Europea, etc. Estos últimos acuden puntualmente a mendigar sus inversiones (dicho con indulgencia) o a recibir sus instrucciones (siendo un poco más incisivo). Todos ellos, ricachones y gobernantes, campean altivamente sus sonrisas bajo la misma bandera: una pequeña insignia circular multicolor llamada Agenda 2030, que lucen en los ojales de sus selectas chaquetas a hechas a medida.
En el Foro, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, nos dejó joyitas como: “el compromiso de los gobernantes europeos para llevar a cabo la mayor transformación económica y social de todos los tiempos, sustentada en la seguridad de las vacunas, la producción de microprocesadores, el fomento de la confianza de la ciudadanía en la transición energética y la guerra fría con Rusia”. Nuestro flamante presidente, en un nuevo alarde del arte de decir lo contrario de lo que hace y palabrear discursos vacíos de contenido vestidos de mensajes grandilocuentes, reiteró “la necesidad de apostar por el multilateralismo y luchar contra la desigualdad y la injusticia social”. ¡Hay que tener cuajo! Me pregunto si aquellos elegidos para gobernar han consultado a sus electores algo al respecto, o simplemente han arrancado sus votos mediante engaño para hacer después lo que les viene en gana. El caso es que atufa hasta la náusea el hecho de que “los elegidos” se postren a los pies de los poderosos para justificar su gestión y solicitar su instrucción.
El Club jamás ha ocultado que sus intereses privados se encuentran por encima de los intereses de la humanidad. En la reunión, El Ceo de Microsoft, Stalla Nadella, afirmó que aquellos empresarios que quieran recibir sus créditos, “tendrán que someterse al rastreo de la huella de carbono”; es decir, cumplir sus dictados.
Creadores de agendas, guerras, enfermedades y sus consiguientes antídotos; inventores de políticas de transición a lo verde a costa del empobrecimiento de miles de millones de personas. La capital de su estado se llama dinero y la inmensa fortuna que han acumulado durante las últimas décadas resulta absolutamente obscena.
Si descendemos a las profundidades de Davos, nos encontramos con la Asociación Internacional más peligrosa del mundo que se ha propuesto gobernar este mundo. Reconquistan, se apropian y abanderan las supuestas buenas causas para, tras someterlas a un exhaustivo proceso manipulación, forrarse. Así, utilizan el cambio climático para vender su energía; el calentamiento global, para imponer sus normas de comportamiento; la pacificación de sus guerras, para vender sus armas y sumergir a la masa en profundas crisis económicas; la alimentación globalizada, para obligarnos a comer sus alimentos. Despojan de su esencia a las ciencias arcanas que, desde siempre, han servido para encontrar la Verdad, aniquilando de este modo su efectividad. Al Yoga lo transforman en gimnasia; a la Meditación la denominan mindfulnes, producto que venden como panacea que calma la mente y utilizan para que los empleados rindan más en aquellas empresas que ellos mismos incentivan. Su obsesión se centra en crear un mundo de mendicantes subvencionados sumisos que no den la lata.
Sus ideas son malignas, porque sus fines son innobles. Filtran noticias falsas que manipulan a través de sus medios de comunicación; manejan el dinero de las personas a través de sus bancos y fondos de inversión; controlan los ahorros de las clases medias haciendo desaparecer el dinero físico. Se trata del mayor generador de corrupción que haya existido jamás. Y es que, dejar el poder en manos de los burócratas es una muy mala idea.
Y Davos se queda vacía, no sus profundidades. Allí se enciende su maquinaria hasta el próximo año. Entonces, volverán los “elegidos” para rendir cuentas a los “autoproclamados”. Regresarán los primeros con las tareas bien hechas, porque saben que, en caso contrario, les quitarían de en medio en un chasquido de dedos. Son conscientes de que sin ellos no son nadie. Y no ser nadie consiste en ser lo que pretenden que seamos, esa clase esclava que trabaja para ellos, vive donde y como dicen, come lo que ordenan, enferma a su antojo, suplica sus medicinas, tirotea a quien indican en las guerras que crean. Pero, no se alarme el lector, que aquí nos tienen muy entretenidos en la interesante venganza de Shakira contra Piqué.
