‘El que espera desespera,
dice la voz popular.
¡Qué verdad tan verdadera!
La verdad es lo que es,
y sigue siendo verdad
aunque se piense al revés’.
(Antonio Machado, Campos de Castilla, ‘Proverbios y cantares’).
Porque, digo yo, que para mentir sin dar opción a réplica hay que ser –cuando menos-, presidente… de la Comisión de Rastrojeras Independientes (CRI) –o por ahí- y no llego a tanto. Quizás –vaya ‘usté’ a saber-, porque prefiero los caminos abiertos a las fronteras y el voto al veto. Y ¡qué leches! porque quien miente no es libre y tiene todos los cromos de álbum para ser un ‘farsante’ (1).
Según me dijeron ayer, o el otro día, ‘la mentira camina con piernas largas, pero al final la verdad siempre la alcanza’. No sé yo. A esa frase, no lo duden, el farsante contestaría, seguro de toda seguridad, que ‘eso se lo han ‘inventao’ los de las lenguas de doble filo’. ¡Anda que no!
Vamos ‘pa ya’ con noticias veredes, entendiendo que en la decencia no caben las mentiras. Obviando, eso sí, el ‘ramo’ de la política. Ahí se dice siempre la verdad… salvo cuando lo que se dice es mentira.
‘Otro pasito ‘pa lante’ María’. Tiempo anterior hubo –de él se escribe y describe aquí-, donde para iniciarse en el trabajo lo de la edad del trabajador era lo de menos. Conozco a uno que comenzó cuando tenía 10 años en plena dictadura. Pero antes…
Lean. Lo encontré entre las hojas ya amarillentas de un periódico local, año 1931. Cito textualmente el anuncio: ‘Oposiciones. Plazas de administrativos en el Ayuntamiento de Segovia para auxiliares de oficina e interventores de arbitrios. No se exige título. Edad desde los 16 años’.
El grado de exigencia no era excesivo. Vamos, digo yo. Pues si a los representantes de la ciudad en el Ayuntamiento les daba igual 8 que 80 ¿quién soy yo para dudar de sus decisiones? Antes era así y ahora, sin que ello se publicite, hay dedos que… vete tú a saber qué es peor.
También les digo que aquellos aspirantes que querían prepararse bien y ser empleados de futuro por su saber, podían hacerlo en la entonces conocida academia Ugarte, Juan Bravo, 60, donde era profesor Alfredo Marquerie, funcionario, secretario de primera categoría por oposición.
Con dos… ruedas. Los del ayuntamiento de aquí y de entonces, últimos meses de los años 30 del siglo XX (tómenlo como adivinanza), decidieron dado el gran número de bicicletas que pululaban por la ciudad, llevar a efecto un censo-control y ordenaron que ‘todos los poseedores quedan obligados a instalar una chapa en su vehículo, que podrán retirar para su control en el departamento de Arbitrios. Aquel que no la lleve le será requisado el vehículo y multado’.
Juicio de faltas. Que por desgracia no es cosa de hoy, que no. También los anteriores tenían su ‘aquel’. Como ejemplo. El Juzgado de Instrucción de Santa María de Nieva requiere, a través de edicto, la presencia del súbdito belga Luis Joseph Van Instandael, jornalero, él, natural de Bruselas, para responder en juicio de faltas con motivo de reyerta habida entre el referido y la vecina de Nava, Carlota Hernández. Transcurría el año 1900.
En concomitancia (o la otra) a lo escrito, informo al personal, o a quien leyere, que cuando transcurría el año 1883 se inauguró la Audiencia de lo Criminal en la capital. Su sede estuvo en lo que había sido, primero iglesia, y luego Cuartel de San Nicolás. Con el nuevo edificio (2023), que se inaugurará en breve, algunos problemas cuando menos de espacio, para los que trabajan en pro de la justicia –ya fue larga la espera, ya-, se acabarán.
¿Fue aquí donde comenzó todo lo de después? Pues sepan que… Hipólito González Parrado, gobernador de aquí, había elegido como secretario/asesor particular a Luis Tabanera. Este ‘acaparaba’ tal cantidad de trabajo que sin decir no a lo del dedo, no podía hacerse cargo del cargo. Decisión del excelentísimo señor: nombrar para tan particular puesto ¡al hermano de su mujer! Cerca de un siglo ha discurrido de aquella fecha y, tachán, tachán, la vida sigue igual… en los casos que procedan. Pues si no lo aclaro los tiquismiquis ‘me’ se ponen como locos.
El señor Parrado había sido antes gobernador en Huelva y estaba afiliado al partido Derecha Liberal Republicana. Dos meses llevaba en Segovia cuando se dio de baja en el partido, porque ello entonces permitía seguir en el cargo. Que si no… ¡amos anda! (Versus: incredulidad).
El broche final, cosa fina, le pongo dando a conocer cuatro puestos de trabajo que se ofertaban a la población en el verano de 1931. A saber: Cartero en Sacramenia con salario de 625 pesetas/año; Cartero /peatón Sanchonuño a Remondo (21 kilómetros en bicicleta) 750 Pts; alguacil en Muñoveros 100 Pts y sereno en San Ildefonso con 991,25 pesetas.
Qué poco cuesta decir la verdad. Y hasta puede resultar ameno en el ‘camino’ de no encorajinar (2) al personal.
‘Di la verdad aunque sea amarga/ Di la verdad aun contra ti mismo’.
(Mahoma, profeta fundador del Islam).
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(1) Que finge lo que no es o no siente, o, ya en desuso, actor de teatro especialmente de comedias (RAE).
(2) Encolerizar o provocar el enfado de alguien.
