Quedarse sin un ovario, el útero, las mamas, el estómago o el colon cuando están sanos puede resultar traumático, pero también constituye una oportunidad para ganarle la batalla al cáncer cuando las probabilidades de contraer esta enfermedad son altas.
En esta lucha juega un papel muy importante la cirugía profiláctica, basada en extirpar un órgano aunque no esté dañado, para así evitar el posterior desarrollo de este mal. El recurso se ha convertido en un arma de prevención cada vez más utilizada.
Aunque la mayoría de los tumores hallan su origen en aspectos externos como la obesidad, el tabaco, los malos hábitos alimenticios o la vida sedentaria, hay un porcentaje de casos con un factor de riesgo hereditario. Así, hay personas que tienen susceptibilidad para desarrollar alguna clase de patología al haber heredado una alteración en su código genético, como señaló el doctor Jesús García-Foncillas, oncólogo y director de la Unidad de Genética de la Clínica Universitaria de Navarra.
Cáncer de mama, ovario, colon, tiroides y de ciertos tipos de riñón y de estómago son los que cuentan con una mayor predisposición genética. Por ejemplo, entre un cinco por ciento y un 10 por ciento de los cánceres de mama y ovario son hereditarios. En estos casos, el riesgo de desarrollar la enfermedad a lo largo de la vida es de un 70 por ciento en referencia al primero y de entre un 30 y un 40 por ciento en el segundo.
La cirugía preventiva se lleva a cabo cuando la probabilidad de padecer un tumor es «altísima» y no hay técnicas de diagnóstico que permitan conocer su presencia en estadios en los que todavía es curable, como recalcó Maite Herraiz, oncóloga del Departamento de Digestivo de la Clínica de Navarra.
Por ejemplo, el pasado mes de julio esta doctora extirpó el estómago a una paciente sana con antecedentes familiares de carcinoma gástrico difuso. Sus posibilidades de contraer la enfermedad eran del 70 por ciento, y fue la primera vez que se hacía una intervención similar en ese órgano en España. El resultado: ya se había formado un tumor microscópico.
En el cáncer de colon también hay varios tipos hereditarios, como el denominado poliposis adenomatosa familiar.
No obstante, la profesional quiso dejar claro que «si hay herramientas tecnológicas que permiten controlar la aparición de un tumor en estados incipientes, no es necesario extirpar el órgano».
La cirugía preventiva de colon, mama y ovarios son las más frecuentes, aunque España «aún está un poco por debajo de otros países», de acuerdo a la opinión de Elena Hernández, responsable de la consulta de Oncología Familiar del Hospital de La Paz (Madrid).
Todas estas ideas llevan a preguntarse en qué situaciones cabe encargar un análisis genético. Los expertos coinciden en que debe hacerse siempre que en un entorno familiar haya una alta incidencia de una determinada enfermedad, una aparición precoz (por debajo de los 45 años) y características como multicentralidad (una misma persona con dos tumores) o bilateralidad (afectación de dos órganos, por ejemplo en ambas mamas o riñones). El estudio genético consiste básicamente en extraer una muestra de sangre para analizar los genes implicados, y confirmar así si existe o no una predisposición.
Por último, para detectar un potencial riesgo es muy importante que los médicos de Atención Primaria conozcan el historial familiar de los pacientes.
