La Fiscalía de Sevilla imputó ayer por un delito de asesinato al hombre de 52 años de edad que fue detenido el día 16 de julio en la capital hispalense como presunto autor de la muerte a cuchilladas del vicario parroquial de San Isidoro, Carlos Martínez Pérez, hechos por los que se encuentra actualmente en prisión.
La abogada de oficio que defiende al imputado, Encarnación Molino, se opuso a dicha imputación y a la calificación jurídica “provisional” formulada por la Fiscalía y solicitó la práctica de una serie de diligencias, entre ellas una ampliación del informe elaborado por un psiquiatra forense del Instituto de Medicina Legal (IML) de Sevilla.
En su informe, dicho psiquiatra considera que el imputado sufre un trastorno adaptativo de la personalidad que provoca una alteración en su capacidad volitiva, lo que podría suponer la aplicación de una atenuante simple o cualificada; no obstante, el forense remarca que, en el momento de cometer el crimen, “conocía lo que estaba haciendo”.
De igual modo, la letrada del imputado solicitó que se pidiese la historia clínica de su cliente en el Hospital San Juan de Dios de Bormujos, donde estuvo ingresado la misma mañana de los hechos, y también que se informase si estaba siendo tratado en prisión, todo ello con el objetivo de aclara cuál es su estado mental.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 20.00 horas del día 16 de julio en la calle Francisco Carrión Mejías, en el centro de Sevilla, donde el imputado, tras comprar dos cuchillos en un bazar chino de Triana, esperó a la víctima, que volvía de celebrar misa en el convento de San Leandro, y le asestó varias puñaladas que acabaron con su vida.
El presunto agresor huyó del lugar de los hechos a bordo de un vehículo tras cometer supuestamente el crimen, siendo detenido por los agentes de la Policía Nacional en la calle Santa Cecilia, en pleno barrio de Triana, muy próximo a la vivienda de su pareja y sobrina del cura. Durante su declaración ante la Policía, el detenido confesó el crimen y relató que el motivo que le llevó a tomar esta decisión fue que culpaba a la víctima de los males de su matrimonio, ya que se encontraba en trámites de divorcio.
