Vestidos con la imagen que proyectan al exterior las bandas de música de las escuelas norteamericanas, los cerca de 30 estudiantes que componen la Catholic Central Marching Band de la escuela masculina ubicada en Detroit (Michigan-EEUU) recorrieron en la víspera de la noche de Reyes las calles del centro histórico de la ciudad para ofrecer un pasacalles y un improvisado concierto en el Azoguejo donde interpretaron adaptaciones para percusión e instrumentos de viento de marchas y éxitos de la música pop de Lady Gaga o Coldplay. Con disciplina casi militar, los alumnos desfilaron por la Calle Real ante la sorpresa de propios y extraños, que se asomaban desde las tiendas donde ultimaban sus compras navideñas al paso de la banda, que hunde sus raíces en la tradición de las agrupaciones musicales de las ‘high school’ estadounidenses.
Así, en el caso de la Escuela Católica de Detroit, la institución cuenta con dos bandas de tamaño completo. La banda de concierto tiene entre 15 y 30 estudiantes, y se requiere experiencia previa en instrumentos. La banda sinfónica tiene entre 50 y 70 estudiantes, y la ubicación se basa en la audición o las habilidades exhibidas en la banda de concierto. La creación de la Catholic Central Marching Band se remonta a 1938. La banda marcha en los partidos de fútbol universitario y está compuesta por miembros de la Banda Sinfónica y de Concierto.
La institución educativa fue fundada por la congregación de Padres Basilianos en Estados Unidos, una orden de enseñanza fundada a principios del siglo XIX, después de la Revolución Francesa en medio de una fuerte persecución contra la Iglesia Católica. Se autodefinen como “una comunidad activa y apostólica con votos simples, que busca la gloria de Dios en toda forma de actividad sacerdotal compatible con la vida común, especialmente en las obras de educación y evangelización”.