Al finalizar el magnífico concierto de Año Nuevo por la Filarmónica de Viena con la marcha Radetzky, el presentador y comentarista habló brevemente de la paz, de la salud, de la invasión de Ucrania por Rusia, de las terribles noticias de la represión en Irán… pero, inesperadamente y ante el asombro general, terminó citando un fragmento del discurso de Chaplin en la película “El gran dictador”, que me sorprendieron no tanto por el contenido (de sobra conocido), como por el momento en que se produjo.
Charles Chaplin rodó más de 80 películas que le convirtieron en un mito, pero para rodar “El gran dictador”, que era una parodia de Hitler, no encontró ayuda financiera (el mercado alemán era demasiado importante) y tuvo que pagarla de su bolsillo. El rodaje comenzó en septiembre de 1939, cuando las tropas alemanas invadían Polonia. Más tarde confesaría que si hubiera sido consciente de la magnitud de los horrores de los campos de concentración nazis en ese momento, no podría haber hecho esa película.
Obviamente esta película no gustó a los nazis porque la consideraron una gran provocación lo que hizo que Goebbels, el sanguinario ministro de propaganda de Hitler, calificara a Chaplin de “pequeño judío despreciable”. No obstante, la película fue un gran alegato en forma de parodia contra del totalitarismo, no solo contra el nazismo sino contra todos los totalitarismo sin excepción, que terminó con un discurso serio y meditado por Chaplin, del que el comentarista y melómano Martín Llade entresacó unas interesantes frases que reproduzco:
“Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. No desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará, caerán los dictadores, y el poder que se quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá”.
Creo que las palabras de “El gran dictador” pronunciadas por Chaplin en 1939, son un magnífico antídoto contra el rebrote de ideologías liberticidas en auge a día de hoy, -¡más de ochenta años después!-, y que, aunque se extienden peligrosamente, espero y deseo que la sociedad sea capaz de neutralizarlas definitivamente.
Pero desde luego parece que no fui el único sorprendido por oír esta palabras tras el concierto de Año Nuevo, porque el vídeo de ese concierto con las palabras comentadas, ya no está disponible. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
