– ¿Dónde vas a estas horas de la mañana?
– Pues, al pabellón Pedro Delgado a recoger un dorsal. Un familiar quiere correr la San Silvestre y me ha dejado el encargo.
Qué bien. Y si eso mismo, andar, correr… se ‘compromete’ a hacerlo todos los días acabará enganchándose a uno de los estímulos personales más maravillosos, necesarios y productivos.
Pues, eso. Que la noche de mañana, último día de un año que comenzó su andadura hace 365 días, nos devuelve la tradición. Así, en la Carrera de Fin de Año con que la bautizó el Ayuntamiento, pero que todos, o casi, conocemos como San Silvestre Segoviana, tal y como la bautizaron sus ‘inventores’, llega el momento de buen rollo, de salir a correr con alegría, sin importar, para nada, el atuendo, la vestimenta… es el momento de compartir amistad de todos para con todos (de todas para con todas), pues la otra, tercera ‘conjugación’ no tiene aquí cabida, y terminar la prueba, o no, con la satisfacción de quienes tienen por bandera (o se enganchan) a la práctica habitual del ejercicio físico.
Vamos, dale a tu cuerpo alegría macarena. Entra en el círculo –cada vez más amplio-, de quienes buscan en el ejercicio un estilo de vida. Y si la carrera/fiesta de fin de año te sirve de trampolín, no lo dejes. Lánzate a la maravillosa aventura que supone el disfrutar del aire libre. Y si ya entraste en el gran grupo, anima a otros. Tiende la mano para que te sigan en tan maravillosa aventura. Disfruta. Pásalo bien y únete a quienes ya se convencieron de ello.
Y que el próximo año te dé todo lo bueno que mereces y deseas.
¡Feliz San Silvestre!
