Llegó a la Alcaldía de su pueblo con poco más de 30 años. Era la primera vez que se presentaba a las elecciones. “Decidimos un grupo que había que formar una candidatura porque pensamos que el pueblo debía tener alguien que le gobernara”. “Lo hicimos por amor a nuestra tierra”, recuerda.
Algunos de sus entonces concejales continúan hoy en el equipo de Gobierno. Otros han ido cambiando con el paso del tiempo.
A sus 59 años, Jorge Barrio, agricultor, está viendo que el declive demográfico avanza en toda la zona. También en su pueblo.
De los 150 habitantes que tenía Fuentepiñel entonces, se ha pasado a la mitad.
Asegura que es difícil hacer remontar un pequeño pueblo en el que se han perdido algunos servicios básicos. El bar lo llevaba un hombre que se jubiló y no ha encontrado relevo.
Por eso el Ayuntamiento trabaja ahora para habilitar un centro social que permita a los del pueblo y a los que vienen los fines de semana o en verano, que tengan un sitio donde reunirse y donde compartir conversación. Y por este mismo motivo, el día de la recogida de la medalla de oro de la Diputación, hizo un llamamiento público para que las administraciones hagan algo para que pueda haber más interacción en los pequeños pueblos.
Por su parte, desde el Ayuntamiento ceden un local y un apartamento situado en la plata superior, sin coste, para quien quiera explotar el negocio.
«A día de hoy, tener una tienda, una farmacia o una panadería es algo poco creíble. Parte de estos servicios lo suplimos con los vendedores ambulantes que vienen cada día o cada dos días, como el panadero, un pescadero, un tendero con cosas de ultramarinos”, explica el alcalde, quien también señala que los vecinos acuden a Cuéllar o a Cantalejo para realizar las compras o gestiones más o menos cotidianas.
A unos meses de la próxima convocatoria electoral, no sabe si va a volver a presentarse. Señala que está algo cansado y que parte de su familia le anima a dejarlo; y otra a continuar. Pero quien más le apoya son los vecinos. “Te empujan y te empujan para seguir. Pero tengo que pensarlo”, dice.
Este agricultor, cuya familia en otro tiempo también tuvo ganadería de ovino, valora la colaboración que tiene de sus vecinos desde el inicio.
En este largo tiempo no han faltado las alegrías ni los sinsabores. Los primeros son más habituales en Fuentepiñel, asegura su alcalde quien reconoce que sobre todo se producen cuando los proyectos que se marcan “salen adelante”. “Los peores momentos se dan cuando no conseguimos llevar a cabo estos proyectos”, añade.
Una de las etapas más amargas que recuerda como alcalde Jorge Barrio es cuando tuvo que prohibirse el consumo de agua por los niveles de arsénico que se detectaron. Fue cuando desde la Unión Europea se modificaron los parámetros permitidos, y hubo que sacar un bando prohibiendo el agua de boca. “Tuvimos que movernos mucho para buscar soluciones. Hasta que por fin se ocnsiguió instalar una planta potabilizadora, que aún funciona, y para la que se invirtieron más de 70.000 euros, una gran cantidad para un peqeño pueblo, por lo que necesitaron de la ayuda de otras administraciones. “Fue la primera planta de este tipo que se instaló en Segovia”, recuerda. Dar con la solución fue otro momento agradable para Jorge Barrio.
También lo fue cuando se puso en marcha la obra de sustitución de las canalizaciones de agua. “Cambiar las tuberías de fibrocemento por las actuales de material plástico ha sido todo un avance para el pueblo”. “Lo mejor del pueblo es que la gente arrima el hombro para lo que le pidas. Somos pocos pero colabora todo el mundo”, dice con orgullo.
Mantiene que no sólo participan en la vida colectiva quienes viven en el pueblo de forma habitual, pues apenas hay 80 empadronados. De hecho, cuenta con la ayuda de la asociación cultural que tiene 350 socios, y con la que se llevan a cabo numerosas actividades en épocas festivas.
