Puede demostrarse históricamente que muchas de la formas de celebrar fiestas y sacramentos cristianos provienen del paganismo. Por ejemplo la forma de celebrar las bodas (el traje blanco, el ramo, el consentimiento, etc) tiene su origen en las costumbres romanas.
Lo mismo ocurre con la celebración de la natividad de Jesús tal como se hace hoy en día. Muchas de las formas celebrativas son de origen pagano. Por ello, es importante que los amantes de la verdad y especialmente los cristianos, descubran lo esencial de esta fiesta: se celebra el hecho de que Jesús es un ser histórico y nació pobre con un fin generoso y divino: salvar al hombre.
Vayamos paso a paso: La Biblia no revela la fecha en que nació Jesús, ni dice que debamos celebrar ese acontecimiento. Sí nos dice que Jesús nació como hombre y Dios. Una reconocida obra de consulta señala: “La celebración de la Navidad no es un mandato divino, ni tiene su origen en el Nuevo Testamento”. No ocurre lo mismo con la Institución de la Eucaristía que claramente la biblia dice “haced esto en memoria mía”.
Repasar la historia de la Navidad deja claro que muchos aspectos de dicha celebración hunde sus raíces en ritos paganos. Los primeros cristianos no celebraban el cumpleaños de Cristo porque “consideraban estas festividades […] como reliquias de las prácticas paganas”. Sí celebraban la eucaristía, el día del Señor, reuniéndose por las casas. Por eso la navidad cristiana tiene sentido desde la Pascua.
El 25 de diciembre: No hay prueba de que Jesús haya nacido en esa fecha. Al parecer, los cristianos eligieron una fecha que coincidiera con la época de las celebraciones paganas del solsticio de invierno. Se pusieron de acuerdo para celebrar el nacimiento de Jesús en este día.
El consumo, regalos, banquetes y fiestas; “Las Saturnales, fiestas romanas que se celebraban a mediados de diciembre, sentaron en muchos aspectos el modelo para el jolgorio navideño. De ellas se tomaron, por ejemplo, los banquetes, la entrega de regalos y el encendido de velas.” A este respecto, el Diccionario de historia de la Iglesia reconoce: “El jolgorio y el intercambio de regalos tienen origen en el festival romano de las Saturnales (17-24 de diciembre)”. Además, la Encyclopædia Britannica dice que durante las Saturnales se suspendían todas las labores.
De acuerdo con The Encyclopedia of Religion, las familias europeas decoraban sus hogares “con luces y hojas perennes de todo tipo” para celebrar el solsticio de invierno y para protegerse de los malos espíritus. Y el Diccionario de historia de la Iglesia afirma: “Los arbustos verdes y las luces vienen de las Calendas de enero, por asociación con el sol”.
En cuanto a los adornos hechos con acebo y muérdago. “Los druidas atribuían poderes mágicos al muérdago en particular. Las hojas de acebo eran veneradas como una promesa del retorno del Sol.”
Árbol de Navidad: La Encyclopædia Britannica señala, “El culto a los árboles era común entre los europeos paganos y sobrevivió a la conversión de estos al cristianismo”. Una de las prácticas derivadas de este culto es “colocar un árbol de Navidad a la entrada o en el interior de la casa durante la fiesta invernal”.
Viendo todo esto se puede concluir que el ser humano necesita signos para manifestar sus sentimientos y creencias. El hombre necesita un lenguaje: para el cristiano, el hecho de que el Hijo de Dios se hiciera hombre es tan importante que echaron manos de lenguajes humanos para expresar su sentimiento de fe más profundo. En este caso “El belén” de origen cristiano es una catequesis cristiana sobre el nacimiento del Enmanuel.
Pero a lo largo de los siglos estos signos (los regalos, las luces, etc) han ido comercializándose y convirtiéndose en objeto de consumo. Llega un momento en que estos signos no expresen el sentido cristiano del nacimiento de Jesús de Nazaret. Por ejemplo, muchos de ellos van en contra de la sencillez y sobriedad que rodeó el nacimiento del salvador. De ahí que sea bueno buscar lo esencial del significado del nacimiento de Cristo. La ausencia de cultura religiosa en las escuelas es una de las causas de la ignorancia del pueblo español en estos temas.
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(*) Catedrático emérito.
