Por contar que no quede. Serán recuerdos añejos, pero de aquí. Y ¿por qué preferencia a lo de ayer? Facilón. Porque lo pasao, pasao y con lo de hoy llora hasta quien lo escribe. Hay que j…
A lo que te voy.
Siendo alcalde Pascual Guajardo, en la sesión del Ayuntamiento de primeros de enero de 1917 quedó aprobada la compra del paraje conocido como ‘Atrio de Santa Columba’, al que se adjuntaba, en el mismo lote una ‘covacha’ (cueva pequeña), ambos situados en ‘la Plaza del Azoguejo’. La ciudadana Benita Yague se la había ofertado a la Ciudad en nombre de su hermano Salvador en cuantía de 22.500 pesetas. Este precio se mantuvo. Una vez firmado el contrato de compra/venta, los del Ayuntamiento decidieron que en el lugar debería instalarse un mercado. Iba a ser que no. Los recursos económicos eran ‘pobres’. Ejemplo, el Sr. Contador presentó pocos días después el estado de fondos. Era de 204,17 pesetas/céntimos. Una inmensa fortuna.
Doy una ‘larga cambiada’ (1) para dejar constancia de que el día 5 de junio de 1935, teniendo como sede el escenario del Teatro Juan Bravo y como ‘excusa’ la celebración del tercer centenario de la muerte de Lope de Vega, con la organización de la Universidad Popular, se puso en escena ‘La esclava de su galán’, que llevó a término la compañía dramática que dirigía el segoviano Carlos Martínez Baena, actor, director y comediógrafo. Participó también, con un mini concierto la Banda de la Academia. Unos años antes, 1929, escrita y dirigida por Baena se dispuso que en el mismo escenario se representara la obra ‘Una Noche en Pedraza’, zarzuela de costumbres segovianas que brillantemente interpretó un ‘cuadro’ de actores aficionados segovianos. Organizó el Gobierno Civil, del que era titular/jefe Rufino Blanco. La música fue ‘cosa’ de la Banda antes citada.
Cambio de tercio. Al margen del Alcázar, que se empleó además como prisión, la tropa de ocupación napoleónica se alojó en algunos de los conventos que habían sido extinguidos por el decreto de 8 de agosto de 1809. Ejemplos varios: Capuchinos (800 hombres y quince oficiales); La Merced Calzada (24 soldados, once oficiales y ocho asistentes); la Trinidad (para hospital de las tropas francesas). También en Mínimos de la Victoria; San Agustín; San Francisco; San Gabriel (600 soldados), Santa Cruz (prisión de tropas españolas), etc. Cuando los franceses se marcharon dejaron un profundo rastro de saqueos e incendios en los edificios religiosos, de los que solo se libró el monasterio del Parral que había sido destinado a hospicio.
A otra cosa. Sepan, aquellos que conozcan la iglesia de San Salvador de la ciudad, que del templo primitivo (vigente ya en el siglo XII), solo queda el pórtico que forma un ángulo con la iglesia, y una parte de la torre. Cierto también. La parroquia tenía un órgano de tubo del siglo XVII que desapareció sin dejar rastro. En otro ‘esfuerzo informativo’ desarrollaré tema órganos. Les digo que hay cosas muy curiosas.
Cambio de lugar. En la obra de construcción de la Catedral de aquí hubo mucho ofrecimiento de apoyo económico que luego, a la hora de dar la cara (dinero), se ‘escapaban’. Ejemplos. Carlos I, que había comprometido la ‘tira’ de millones de maravedís se quedó en 1.410.000, Felipe III no consta que entregara ni un maravedí; Carlos II, que reinaba al final de las obras, tampoco ‘dio’. La aportación de Felipe II fue de 953.315 maravedís. Los pagó mal y tarde y hubo que recordárselo en ‘veinte mil ocasiones’. El gasto total de la construcción fue, ‘duro’ arriba, ‘duro’ abajo, de 21 millones de maravedís. Al respecto, constancia dejo de que quien más puso fue el pueblo segoviano a través del pago de impuestos sobre la alimentación y bebidas que autorizaba y obligaba a pagar el Real gobierno. Vamos, nada nuevo bajo el sol. El político dispone y el ciudadano paga. Siempre fue así. Y hasta puede parecer que el dinero para la Catedral, o cualquier otro ‘edificio’ de ayer o de hoy, sale de su buena gobernanza (¡ja!). Per seculam seculorum. (Prioridad navideña: cantar –no jurar-, la frase preferentemente en gregoriano).
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(1) Según el diccionario, larga cambiada es un lance taurino consistente en realizar un pase haciendo que el toro salga por el lado opuesto al de la mano que sujeta la muleta o el capote.
