La alfarería es, con toda seguridad, uno de los oficios más antiguos que existen. No en vano, un dicho popular entre el gremio afirma que oficio noble y bizarro / entre todos, el primero / pues que en la industria del barro / Dios fue el primer alfarero / y el hombre el primer cacharro.
Y además de ser tan antiguo, desgraciadamente es un arte en peligro de extinción; de esos que parecen estar condenados a desaparecer y, sin embargo, despiertan gran expectación y curiosidad. No en vano a finales de octubre Fresno de Cantespino recibió a un gran número de curiosos deseosos de ver distintas piezas de 21 artistas del barro llegados de distintos puntos de España, que se desplazaron hasta allí para mostrar sus piezas, que fueron moldeadas con barro autóctono salido de los terreros arcillosos de Fresno, y que fueron cocidos en horno de leña, ese horno que construyeron Sebastián y sus hijos con sus propias manos y que llevaba más de treinta años sin encenderse.
Ahora su hijo Juan Carlos, el único alfarero que queda en activo en toda la provincia de Segovia, con ayuda de su amigo Toño Naharro, han sido quienes decidieron volver a dar vida a ese horno y poner en marcha un ambicioso proyecto que culminó con gran éxito en el encuentro Con fuego y barro en el que se pudo disfrutar no solo del encendido y llenado del horno tradicional, sino de una serie de conferencias e intercambio de experiencias tradicionales y novedosas en la historia de la alfarería. Un encuentro abierto al público por el que han pasado más de 200 personas y que tuvo su punto álgido en la mañana del domingo, donde se pudo ver cómo se cocían las piezas antiguamente y cómo se realizaba el trabajo de amontonar todas ellas como si de un rompecabezas se tratase, encajando a la perfección.
Pero esta historia ya empezó a fraguarse hace un año, cuando la junta anual de la Asociación Nacional de Ceramología realizó su vigésimo tercer congreso en Segovia. Concretamente, en el Museo Daniel Zuloaga, y en la que el secretario de la asociación, Enrique Martínez de Clera, instó a los políticos asistentes a mirar un poco más por un oficio tan antiguo y noble como el del alfarero y ponerle en el lugar que merece.
Parece que esa llamada de atención ha dado sus frutos, y el próximo 21 de diciembre el Museo Zuloaga acogerá una exposición que llenará su espacio no solo con esas piezas horneadas en las jornadas realizadas en Fresno ese fin de semana, sino que los asistentes podrán contemplar una muestra de esos “cacharros” elaboradas por Alfarería Martín a lo largo de varios años, además de una colección de cerámica antigua de la provincia de Segovia., muchas de ellas elaboradas en Fresno de Cantespino. El encuentro Con fuego y barro ha sido organizado por Enrique Martínez, y ha contado además con la implicación de todos los artistas participantes y la colaboración de la Diputación Provincial de Segovia, el Ayuntamiento de Fresno de Cantespino, la Junta de Castilla y León y el Museo Zuloaga.
Solo nos queda esperar que ese horno de leña vuelva a cobrar vida y llene su espacio con fuego, arcilla y sobre todo, el cariño del artesano y la valoración de quienes contemplan esas piezas únicas e irrepetibles, sabedores del valor de un trabajo hecho a mano.
