El Real Madrid rescató ayer un punto en el último suspiro del partido al empatar con el Borussia Dortmund en el Grupo D de la Champions, que queda muy abierto a falta de dos jornadas para el final de la primera fase.
El cuadro alemán abordó el encuentro con las cosas muy claras. Los germanos llegaron a la capital conscientes de que el momento del rival abría la puerta a una victoria en el coliseo blanco y el pase anticipado a los octavos de final. Y a punto estuvieron de lograrlo, si no es por un genial tanto de falta de Özil poco antes del pitido final.
Varane todavía no es el central que promete ser y el polaco Lewandowski lo aprovechó. Los goles no fueron suyos, pero sí las dos prolongaciones con la cabeza que habilitaron a sus compañeros.
La primera fue tras una larga jugada germana. El ‘9’ del Dortmund dejó solo a Reus y el rubio centrocampista disparó duro con la derecha. Casillas pudo quizá hacer más, pero el balón terminó en la red. Era el minuto 27.
La segunda ocasión demostró que el 1-0 no fue una casualidad. El campeón de la Bundesliga es un equipo que sabe lo que quiere y cómo lograrlo: filas juntas, presión adelantada y un contragolpe mortal de la mano de Grosskreutz y Götze, que tocó lo justo en el último segundo de la primera parte para elevar el balón ante la salida de Casillas y marcar el segundo.
El gol de Pepe, en el 33, fue un espejismo. El central portugués cabeceó un centro de Mesut Özil para hacer el 1-1, pero el Real Madrid no funcionaba. Higuaín, muy desdibujado, y Modric, insustancial, fueron sacrificados en el descanso. En su lugar entraron José Callejón y Michael Essien.
Agresividad
Con ellos, el cuadro local ganó en estabilidad y agresividad. Callejón marcó casi en el primer balón que tocó, pero el gol fue anulado por fuera de juego. El español volvió a tener el empate en sus piernas poco después, pero su disparo rozó el poste.
El Real Madrid se hizo dueño del juego, pero sin demasiada precisión. Kaká fue el último cartucho de Mourinho. El brasileño entró a falta de un cuarto de hora por Arbeloa y de sus botas nació la mejor oportunidad. El internacional se llevó el balón por el carril central, abrió a la derecha para Di María y su centro lo remató Cristiano Ronaldo. Weidenfeller se tiró al bulto, pero acertó y la pelota se fue fuera.
Los esfuerzos ‘merengues’ eran inconexos, más fruto de la improvisación que de un plan definido, pero la calidad de la plantilla está fuera de toda duda. A dos minutos del final, Özil demostró porque su pierna izquierda está considerada de las mejores del mundo.
Por una vez, Cristiano cedió una falta a un compañero y el alemán no la desaprovechó. Puso el balón en un lugar imposible, por encima de la barrera. Un 2-2 que deja abierto de par en par el Grupo D, el Grupo de la Muerte.
Otro resultado
Milan-Málaga 1-1
