En su carta a los Reyes Magos, David había pedido un telescopio para ver un poco más de cerca la luna y las estrellas que por las noches tanto llaman su atención. Tras la cabalgata, se fue a dormir con un hormigueo en el estómago fruto de los nervios de la espera de la visita de los magos; y muy a primera hora el ruido del papel rasgado de los regalos de sus hermanos le hizo correr hasta el lugar donde los Reyes dejaron su deseada carga para toda la familia. Al ver el telescopio, exclamo: ‘papá, ¡mi sueño se ha hecho realidad!’.
El caso de David no fue el único. En la práctica totalidad de los hogares segovianos la jornada comenzó un poco antes de lo habitual para un día festivo para comprobar que los sueños de los niños y niñas segovianos se hicieron también realidad tras una tensa noche en la que costó conciliar el sueño. Los paquetes que los Reyes dejaron en el salón junto a los zapatos de los niños no tardaron en desvelar sus secretos y poner expresiones de alegría e incredulidad en sus caras al comprobar cómo los Magos de Oriente son capaces todos los años de acertar en los gustos y preferencias infantiles.
La alegría inicial dio paso a la parte más compleja del día. Aunque en algunos casos Melchor, Gaspar y Baltasar dejaron los juguetes montados y listos para su uso, la premura de tiempo impidió hacerlo en todas las casas, y fueron los padres o los hermanos mayores los responsables de lidiar con la instalación de las pilas o la interpretación de las a veces complejas instrucciones de montaje.
La peregrinación por las casas de familiares por ver si los Magos dejaron algún regalo marcó el desarrollo del día, que si bien comenzó pronto, también concluyó un poco antes de los acostumbrado, ya que las emociones del día y el madrugón pasaron factura a los chavales.
En el caso de los mayores, el día después de la Noche de Reyes también se dejó notar en alguna ojera o bostezo vespertino fruto de la participación en las cenas y cotillones celebrados en los distintos establecimientos de la capital.
Aunque no será hasta el próximo domingo, fiesta del Bautismo del Señor, cuando concluya definitivamente, los Reyes cerraron ayer oficiosamente un tiempo de Navidad cargado de ilusión y sueños cumplidos, con la esperanza de que se prolongue durante lo que queda de año.