Febrero avanza y con él disminuye el tiempo hasta la celebración de los próximos encierros de Cuéllar. Se separan igualmente los pasados de 2015, pero permanecen muy presentes entre la comisión creada para la elaboración de un protocolo de encierros. De hecho, su mal resultado fue motivo instigador para llegar al punto en el que ahora se encuentran estas reuniones: con ideas sobre la mesa e intenciones de zanjar todo el tema relativo al campo y la conducción del ganado por él.
Como ya se anunció en la pasada reunión, se quiere contar con la presencia de dos directores de campo que han ejercido como tal en Cuéllar: Pedro Caminero y Pepe Mayoral. Las asociaciones participantes se han puesto en contacto con ambos y la disposición es buena a acudir a una reunión con la Comisión y abordar este tema. Prevista para el pasado encuentro, los representantes que se habían puesto en contacto con ellos comunicaron que ninguno pudo acudir porque se encuentran en pleno proceso de compra de reses en fincas del sur. No obstante, se espera que sea en las próximas reuniones cuando, con su presencia, se puedan tratar los puntos más conflictivos del campo que suponen un problema en la organización. Con lo recogido se elaborará el citado protocolo, con un apartado que cubra todo lo referente al campo, desde la salida de los corrales del río Cega hasta la llegada a El Embudo. Son varios los puntos polémicos y las soluciones que se están intentando aportar en este sentido, pero se cree necesaria la opinión de expertos como los encerradores.
Por otro lado, el pasado encuentro tuvo como hilo conductor nuevas medidas a adoptar en El Embudo. Concretamente, la medida más específica de la que se habló fue la de tapar con lona o malla los palos, de manera que el astado no observe el movimiento y no embista, ya que en muchos vídeos se observa que es el movimiento el que provoca al ganado. No obstante, según el Ayuntamiento, habrá que definir cuál es la zona de expansión y delimitar dónde los presentes son espectadores y dónde participantes, dado el trágico suceso mortal de 2015, justo en ese punto.
Sobre un documento aportado por uno de los participantes en la Comisión, se empezó a trabajar en ideas nuevas. Una de ellas habla de establecer unos tiempos para los toros escapados, dado el peligro manifiesto de soltar reses por separado que ya no cuentan con la manada por el tramo urbano. Se habló de que, traspasados 30 minutos, la posibilidad más segura para todos es la de anestesiar al toro y no permitir que recorra las calles. Algunos de los presentes declararon que encorsetarse en tiempos es algo complicado, pero que habría que contemplar la propuesta. Lo mismo ocurrió con la suelta de los bueyes desde la plaza; buscan una manera de avisar a todos los participantes del encierro. El concejal de Festejos aseguró que se avisa desde la Plaza de Toros y que otra complicación añadida sería determinar hasta dónde instalar megafonía que llegue a los espectadores y corredores. Otro de los temas controvertidos fue la coordinación entre operarios del cierre de vallado en los distintos puntos del tramo urbano. De nuevo, el concejal de Festejos aseguró que ya existe una coordinación.
Una vez más, se busca una regulación del número de caballistas, pero no se concreta el método exacto debido a esa propia dificultad. Parece que serán las asociaciones las que busquen medidas que proponer ante la Comisión, contando también con las que puedan aportar los directores de campo. Vetar a los responsables con brazaletes que no actúen como tal o sancionar de alguna manera a los caballistas que dificulten la tarea son algunas de las ideas que se compartieron entre la Comisión, pero ninguna definitiva. Las asociaciones se reunirán con sus miembros para buscar soluciones y aportarlas, de modo que puedan quedar registradas.
