Tomás Calleja Guijarro, uno de los escritores más prolíficos de la segunda mitad del siglo XX en Segovia, acaba de donar su colección arqueológica al Museo de Segovia. En vísperas de cumplir 89 años, Calleja ha considerado que el mejor destino para las piezas que fue reuniendo a lo largo de su vida es la Casa del Sol, en su creencia de que estando allí “todos los segovianos podrán disfrutar” con la contemplación de ese material arqueológico.
Nacido en 1922 en Navares de Ayuso, Calleja estudió Magisterio, ejerciendo como maestro durante más de dos décadas —de 1942 a 1963— en varios pueblos de la provincia (La Cuesta, Sepúlveda y Torre Val de San Pedro), para posteriormente marchar destinado a Madrid. En su etapa docente segoviana dedicó su tiempo libre a realizar prospecciones arqueológicas, lo que le permitió descubrir numerosos yacimientos, entre los que cabe destacar las villae romanas de Las Vegas, Guijar, Bálsamos, Navares de Ayuso y Las Negrillas. “Entonces, casi nadie se preocupaba por la arqueología en Segovia, solamente Antonio Molinero y yo”, recordaba ayer.
Fruto de esas prospecciones de superficie, que nunca conllevaron la realización de excavaciones, Calleja se hizo con una importante colección de material arqueológico, integrada por más de 400 piezas. A juicio de Calleja, los tres objetos más interesantes son un pondus de telar, recogido en Torre Val de San Pedro aunque posiblemente importado; un fragmento de plato celtibérico, hallado en Coca ; y varios fragmentos de una joya celtibérica, quizá un brazalete, también descubierto en Coca.
Además, entre las cerca de 400 piezas que Calleja y su esposa, Gregoria Martín Martín, han donado figuran multitud de hachas de piedra, puntas de flecha, cuchillos, raspadores y punzones, entre otros objetos prehistóricos.
Autor de cerca de medio centenar de libros, como “Las Mojadas de Caballar”, “Romances de El Tuerto de Pirón” y “Aventuras en cuevas”, Calleja se muestra ahora especialmente satisfecho por haber iniciado la exploración arqueológica de la cuenca del río Cega, una tarea que le permitió el hallazgo de numerosas cavidades con ocupación prehistórica, aunque también le generó más de un disgusto, como la destrucción de la “cueva de los Huesos”, en Pedraza de la Sierra, yacimiento que él mismo había descubierto y notificado al entonces Comisario General de Excavaciones, Julio Martínez Santa-Olalla. “Fue una pena que la cueva fuera depredada antes de que se excavará; era la mejor necrópolis de la Edad del Bronce de la Meseta, con esqueletos fosilizados”, lamentaba ayer.
Tras su donación al Museo de Segovia, Calleja espera ahora publicar varias obras inéditas. Una de ellas está dedicada al yacimiento de Las Vegas de Pedraza. Otra, a oficios desaparecidos en el medio rural, “para que quede constancia a las generaciones venideras”.
