Colombia celebró ayer una gran victoria en su longeva batalla contra el terrorismo después de que el Ejército y la Policía acabaran con la vida de Guillermo León Sáenz, alias Alfonso Cano, máximo dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un operativo que el Gobierno calificó como «el mayor golpe a esta guerrilla» en sus casi 50 años de historia.
«Cayó el número uno de las FARC. Es el golpe más contundente que se ha dado a esta organización en toda su historia», afirmó el presidente del país sudamericano, Juan Manuel Santos, quien, además, remarcó que «gente de dentro» de las milicias ayudó a la «impecable» operación militar.
Poco antes, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, había dado los detalles del operativo, llamado Odiseo, y que, según explicó, contó con el despliegue de un millar de hombres de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Alfonso Cano, un intelectual proveniente de una familia de clase media bogotana, entró a las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hace 30 años y perdió la vida cuando huía de un bombardeo y se desataron combates en una zona rural del departamento del Cauca, en el suroeste del país.
Pinzón explicó que la operación se había iniciado «hace varios días, pero se materializó a partir de 08,30 horas» del viernes.
Fue una «acción conjunta de bombardeo» de las Fuerzas Militares y la Policía, en la que «cayeron algunos miembros de la estructura de seguridad de Cano»: el encargado de las comunicaciones y, al parecer, su compañera sentimental. Además, su jefe de seguridad fue capturado.
El ministro dejó claro que este guerrillero, quien se puso al mando de las FARC en 2008 tras la muerte del dirigente histórico y fundador de esa guerrilla, Tirofijo, perdió la vida en medio de un combate.
Alfonso Cano, que estaba en esa zona del Cauca desde hacía dos meses, vivía acompañado de 14 guerrilleros y cuando murió estaba afeitado, por lo que su rostro no correspondía con la imagen que se conocía de él, siempre con barba y gruesas gafas redondas.
En el lugar, las Fuerzas de Seguridad encontraron su billetera, objetos personales, documentos y su computador.
El cuerpo sin vida del guerrilero fue trasladado a Bogotá, donde el presidente Santos se puso al frente de un operativo que puede significar un giro radical en la evolución del conflicto armado que vive Colombia desde hace casi medio siglo.
