Pese a que el Ministerio del Interior se apresurara a desmentir que haya trasladado de manera reservada a dirigentes de la oposición su convicción de que ETA anunciará en las semanas venideras su abandono definitivo de la violencia, lo cierto es que fuentes de toda solvencia insistieron ayer en la veracidad de tal circunstancia.
De hecho, no parece casualidad que, justo unas pocas horas antes, el ex presidente del Gobierno José María Aznar manifestara públicamente su completa oposición a la que consideró más que probable legalización de Batasuna «mediante grotescos juegos de palabras» y aceptando su «lenguaje viscoso pensado para no condenar el terrorismo» y, de paso, advirtiera de que tolerar la presencia en las instituciones de los lacayos políticos de los asesinos supondrá estar «cerrando los ojos a décadas de sufrimiento y de infamia y prepar nuestra propia derrota».
Así pues, y siempre en el supuesto de que esta última negativa del Gobierno sea de una calidad similar a las que reiteró antes de que se desvelaran pasadas negociaciones políticas con los asesinos, los informantes consultados dan por hecho que la organización asesina ultima un nuevo comunicado, del que no se tienen más detalles pero para el que se barajan dos posibilidades.
Una opción sería que ETA prepara dos pronunciamientos consecutivos en fechas muy cercanas, de modo que en el primero de ellos podría aceptar la petición de la tregua «verificable» que sugirieron algunos mediadores internacionales en la denominada Declaración de Bruselas. Además, la cúpula de los pistoleros podría sumir las reclamaciones que le hizo la propia izquierda abertzale en la Declaración de Guernica a finales de septiembre, un documento en el que se pedía a la banda que, además de dicha tregua «verificable», el cese de la violencia también fuera «permanente y unilateral». En otro pronunciamiento posterior, que iría ligado al primero y tendría lugar semanas después, la organización criminal iría un poco más allá y anunciará un final presuntamente definitivo de los atentados.
El escenario alternativo que baraja el Gobierno, siempre en función de los indicios que le transmiten los expertos de la lucha antiterrorista, es que haya solo un comunicado y que ése sea el que anuncie directamente el preludio de la disolución.
Tal posibilidad va muy en línea con lo manifestado por diversos integrantes de las organizaciones políticas proetarras, que han proclamado su esperanza en que la banda emita una nota avanzando en la «pacificación», para facilitar así el camino a la presencia de los abertzales radicales en las urnas en los comicios locales y autonómicos de la próxima primavera.
De hecho, la ilegalizada Batasuna confirmaba ayer mismo, a través de Txelui Moreno, que ya trabaja para afrontar ese futuro en el que serán «legales» mediante la creación de un nuevo partido, con un nombre nuevo. Un rotativo de ámbito nacional llegaba incluso a anticipar que el anuncio de la próxima marca política de ETA se producirá el 10 de diciembre.
Por si no bastara tal cúmulo de indicios, el histórico dirigente de HB, Tasio Erkizia, insistía también ayer mismo en que los abertzales estarán «con toda seguridad» en los comicios de mayo, porque «hay suficiente tiempo» para lograrlo, y revelaba que el PSOE conoce «de primera mano» los pasos que están dando. «Es evidente que hay vías de comunicación», sostenía en franca contradicción con las fervorosas negativas a la más mínima posibilidad de diálogo que los socialistas siguen proclamando ante los micrófonos.
Bastante menos rotundos se muestran al respecto desde el PNV, cuyos dirigentes dan por descontado que se están produciendo contactos entre los socialistas y Batasuna y aseguran que si los abertzales dan el paso de presentar un nuevo partido con unos nuevos estatutos para concurrir a las elecciones es porque «alguien», le ha dado el visto bueno y les ha garantizado que «el camino se va despejando».
Desde la denominada declaración de Alsasua, cuando en noviembre de 2009 los lacayos políticos de ETA hicieron pública su apuesta por los Principios Mitchell y la apertura de un nuevo proceso en ausencia de violencia, la banda ha emitido cinco comunicados acerca de ese debate interno y en respuesta a sus bases.
En el primero, el 17 de enero, se arrogaba la paternidad de la apuesta aireada por su brazo político, pero añadía que aún no era el momento de cesar la violencia y aclaraba que esa decisión correspondía a la dirección de ETA. El siguiente, del 4 de abril, tampoco supuso cambios en la situación.
Tras dichos dos, siguieron los tres comunicados de septiembre: el primero, el día cinco en el que se anunciaba que hacía meses que había cesado sus «acciones armadas ofensivas»; en el segundo, el 18 , dirigido a los mediadores internacionales en respuesta -seis meses después- a la Declaración de Bruselas. El último fue una entrevista, el pasado 25 de septiembre, en la que la banda decía estar dispuesta a dar nuevos pasos, pero lo condicionaba a una nueva negociación con el Gobierno.
Citan a Cubillas.- La partida de ajedrez procesal que enfrenta al etarra Arturo Cubillas y al régimen venezolano que le protege con la Justicia española vivió ayer un doble movimiento. Por un lado, el juez de la Audiencia Eloy Velasco decidió rechazar la solicitud de personación formulada por el asesino hoy a sueldo de Hugo Chávez, mientras que, en segundo término, el magistrado contraatacó citando al terrorista para que declare como imputado junto al también pistolero José Ángel Urtiaga en el marco del proceso que investiga la supuesta alianza entre ETA y las colombianas FARC. Ambos deben presentarse en Madrid el 14 de diciembre, algo que se antoja difícil por cuanto que la presencia de Arturo Cubillas en la capital de España acarrearía su inmediata detención, pues sobre él pende una orden de extradición que ha sido ignorada hasta ahora.
