Los pasados días 10 y 11 de octubre tuve la oportunidad de participar en la II Cumbre de la Iberosfera en Madrid, organizada por el grupo de trabajo ECR-Eurolat del Parlamento Europeo, cuyo presidente es Hermann Tertsch, en defensa de la libertad y la democracia.
Dicha cumbre ha contado con numerosas autoridades de distintos países de Iberoamérica y Europa, en la que se ha denunciado como el movimiento comunista del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, junto con el crimen organizado del narcotráfico, está comprando voluntades a través del dinero de los carteles de la droga, imponiendo su ley en toda Iberoamérica.
El origen de todo el mal está en Fidel Castro y el régimen cubano que ha extendido su propaganda antiimperialista a toda Hispanoamérica. Todo comenzó entre los años 1960 y 1990 a través de la generosa ayuda económica de la Unión Soviética, de unos 65.000 millones de dólares, exportando sistemáticamente una cultura ideologizada hacia los países hispanoamericanos creando foros de propaganda –disfrazados de eventos culturales– tales como la Feria Internacional del Libro de La Habana, el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, el Premio Casa de las Américas, la Bienal de la Habana, etc. De esta forma, todo arte “protesta” o movimiento intelectual “antiimperialista” era absorbido por un complejo y bien financiado tejido institucional de donde salieron películas, libros, pintura, poesía y canciones sociales.
En este caldo ideológico-cultural se formaron durante décadas muchos líderes de opinión leales a Cuba; algunos con perfil político y otros como agentes culturales. De esta manera fue penetrando lentamente, con dinero soviético, el “castrismo cultural” en América hasta la década de los 90, cuando los rublos dejaron de fluir hacia La Habana, producto del derrumbe de la URSS y fue entonces cuando Fidel crea el Foro de Sao Paulo junto a Lula da Silva, para mantener viva la llama de la Internacional Socialista.
El problema subyace en que mientras el comunismo echaba sus raíces por toda América, la derecha conservadora se centró única y exclusivamente en la economía y mantener sus estatus dejando de lado la cultura, la educación y la religión. Por el contrario, la izquierda difundía su mensaje a placer gracias al abandono de la derecha.
Hoy países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba son dictaduras y el resto de países hispanoamericanos, como Bolivia, Colombia, Argentina, Perú, Chile y veremos qué pasa con Brasil, son países satélites del castrochavismo convirtiendo muchos de ellos en narcoestados.
Es curioso que Lula, siendo el mayor corrupto de Hispanoamérica y cuyo vínculo con la izquierda más extrema y los carteles de la droga es indudable, pueda convertirse en el presidente de Brasil otra vez.
Pero es que la izquierda reescribe la historia, desdibujando la realidad y desgraciadamente a su antojo, mientras que la derecha se acobarda y no presenta la batalla a la izquierda.
Igual sucede en España, que mientras Zapatero, por cierto, embajador del grupo de Puebla, y que está impulsando una hoja de ruta para alejar a Iberoamérica de EEUU y acercarla a China, mientras fue presidente en España, creó las leyes ideológicas que luego posteriormente el PP no derogó, provocando que surgiera un movimiento como Podemos, subvencionado por el castrochavismo y que hoy gobierna junto a los socialistas.
Es el tiempo de los patriotas, de la unión entre fuerzas democráticas que luchen por defender la libertad, la verdad, la bondad y la belleza frente, no solo a los malos, socialistas y comunistas, sino también frente aquellos tibios de la derecha que han sucumbido a las redes de la izquierda con el único objetivo de mantener el poder.
Menos mal que no estamos solos. Solo unidos conseguiremos vencer esa matriz del mal iniciada por Fidel que hoy se extiende por todo nuestro continente hermano. Frente a quienes quieren arrebatarnos la libertad y la prosperidad en ambos continentes VOX seguirá, firme, como única alternativa.
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(*) Diputado Nacional de Voxpor Segovia.
