El ciclo de ‘Lectura y compromiso’ del Foro Social de Segovia trajo en su última sesión un debate muy actual, como es el de la salud del planeta, que requiere un cambio en el estilo de vida. El encuentro contó con la asistencia de Fernando Valladares, profesor de Ecología en la Universidad Rey Juan Carlos y difusor de la idea de que existe una necesidad “imperiosa” de ponerse a trabajar ya en la salud planetaria. De hecho, este es el título del libro del que es coautor y que presentó en Segovia, ‘La salud planetaria’. Valladares forma parte del movimiento ‘Rebelión científica’, un movimiento de denuncia que pretende preservar la salud de las personas, que está inseparablemente unida a la salud del planeta.
El autor señalo el indudable éxito de la humanidad en multiplicar su población (en pocas décadas se ha pasado de cuatro mil a ocho mil millones de habitantes), pero rebasando los límites sostenibles planetarios y alterando los ciclos naturales. “Es cierto que se han conseguido alimentos para lograr este éxito reproductivo de la población, pero ello ha sido posible gracias al uso de fertilizantes que han provocado una huella ambiental que sobrepasa con creces los límites que ofrece el planeta”, afirmó. En su opinión, la degradación ambiental por primera vez en la historia de la humanidad gana la partida al progreso médico y provoca un descenso en la esperanza de vida global. “Para combatir esta situación la mejor herramienta de la que disponemos es el sentido común”, aseguró.
También incidió en el “desmesurado” consumo de proteína animal, especialmente en carnes rojas, constatando que cuanto mayor es la capacidad económica es mayor su consumo. “Esto se contrapone directamente con estudios científicos presentados recientemente que indican que otras dietas (vegetariana, mediterránea, vegana, basada en peces…) tienen una mejor incidencia en la salud humana y, por tanto, planetaria”, apuntó.
También analizó la situación energética, que sigue presentando una fuerte dependencia de combustibles fósiles, básicamente petróleo, carbón y gas, con el consiguiente efecto invernadero que ya está presente con olas de calor como la vivida este verano. Poco a poco fue desgranando los incumplimientos de los acuerdos de las cumbres climáticas de París y Río, destacando que los riesgos económicos y sanitarios en realidad son riesgos provocados por problemas ambientales, según los estudios de los propios economistas y profesionales de la salud. Así, habló de cambio climático, pérdida de la diversidad y contaminación como causantes de los problemas no solo ambientales, sino también económicos y sanitarios, con crisis y pandemias que tienen, como mejor antídoto, una buena salud planetaria, “que es a buen seguro la mejor vacuna posible, de acuerdo con todos los estudios científicos realizados”.
Concluyó explicando que la crisis actual no es energética ni económica, es ambiental. “Es muy rentable invertir en la naturaleza. Es cierto que lleva tiempo obtener retornos, pero la eficacia de esta inversión es innegable frente a otras más fáciles e inmediatas como soluciones tecnológicas”. “Conocido el problema, tenemos la responsabilidad de hacer algo”, e incidió en el decrecimiento como único camino, “especialmente cuando comprendemos lo que de verdad está en juego”.
