Esta semana en el Congreso, y concretamente el jueves, se debatían 3 enmiendas a la totalidad presentadas por Vox sobre tres leyes inmorales.
La primera enmienda a la totalidad que se debatió, fue la relativa a la ley de transexualidad. Una ley que obliga a dar la espalda a la realidad y que penalizará a quienes se nieguen a ello y que, por cierto, algunos contenidos de esta ley ya están vigentes en leyes autonómicas como la de la Comunidad de Madrid. Esta ley impone la ideología de género y, sin respaldo científico alguno, señala que el sexo real es una creencia particular independiente del sexo biológico. Los niños de 12 años con la autorización de un juez y en oposición a los padres podrán cambiar el sexo por el mero hecho de sentir una vivencia interna que le hace sentirse opuesto a su sexo biológico. Una propuesta disparatada que crea una falta ilusión de libertad y que, además, embarca a los niños en viajes sin retorno como las terapias hormonales.
La segunda enmienda a la totalidad debatida fue la ley del mal llamado bienestar animal, que liquida la posición natural del hombre y lo somete al marxismo global al que todo el arco parlamentario excepto Vox está arrodillado: la agenda 2030.
Una ley irracional que otorgará derechos a los animales. Pero el derecho, desde que el hombre es hombre, sirve para regular las relaciones humanas con el mundo, y los animales no caben por propia naturaleza en la condición de hombres.
Un ejemplo claro de esta ley inmoral es que una perra se pueda quedar preñada y multen a sus dueños con 50.000,00 euros por consentirlo o por no poner remedio y, sin embargo, sí se permite que una niña de 16 años mate el embrión de una vida que, como no es suya, le da sepultura.
Una ley que, con respecto a la caza, prohibirá el silvestrismo y condenará a los perros de caza, los hurones y la cetrería, siendo una prohibición a cara descubierta de la actividad cinegética por parte del PSOE y Podemos.
La tercera enmienda a la totalidad presentada fue sobre la ley del aborto que se quiere aprobar por parte de este Gobierno y esa ministra que aboga porque los niños puedan mantener relaciones con adultos.
Una ley amparada por el feminismo radical y, que anula de raíz, ante cualquier duda o problema, la posibilidad de que un bebé nazca, ya que eliminan los 3 días de reflexión e información sobre ayudas y alternativas e incluso de los padres a las menores.
Ese feminismo radical, que no solo perjudica al no nacido, sino que ante un drama así, deja sola a la mujer, porque al considerase el aborto como un derecho y como algo bueno, se le niega cualquier otro camino o solución, convirtiendo a la mujer en la mayor víctima de este feminismo enfermizo.
Tres leyes que abogan por la destrucción de nuestra identidad como seres humanos, donde se pretende humanizar al animal y deshumanizar al hombre, transgredir la inocencia de los niños y prohibir la posibilidad de que el más débil pueda vivir.
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(*) Diputado Nacional de Voxpor Segovia.
