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El Adelantado de Segovia

Desapariciones misteriosas en la provincia de Segovia

por G. A.
9 de octubre de 2022
adelantado SUCESO 1978

La portada de El Adelantado del 4 de mayo de 1978 informaba de la desaparición de un niño pequeño.

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El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Leganés (Madrid) publicó en el Boletín Oficial del Estado un edicto en febrero de 2019 informando de que el año anterior se había iniciado un expediente para declarar el fallecimiento de José Ángel Martínez Torrijos, “quien se ausentó de su último domicilio no teniéndose noticias de él desde abril de 1978, ignorándose su paradero”. El frío lenguaje administrativo cerraba así, más de tres décadas después, la búsqueda de un niño desaparecido el sábado 29 de abril de ese año en la localidad segoviana de Castroserna de Arriba, a donde había llegado con sus padres y cuatro hermanos desde la citada localidad madrileña, invitada la familia por un matrimonio vecino que tenía una segunda residencia en este pueblo de la provincia.

Sin duda es uno de los casos de personas desaparecidas más misterioso de los ocurridos en Segovia en las últimas décadas, sin contar el de otro niño, Juan Pedro Martínez Gómez, de 10 años de edad y natural de Fuente Álamo (Murcia), que tocó tangencialmente a la provincia, ya que desapareció en el puerto de Somosierra, entre el municipio segoviano de Santo Tomé del Puerto y el madrileño de Somosierra, el 25 de junio de 1986, cuando viajaba junto a sus padres en un camión cisterna cargado de ácido y el vehículo se salió en una de las curvas y se estrelló. El matrimonio falleció en el accidente y sus cadáveres quedaron sobre el asfalto pero del menor no hubo, ni lo hay a día de hoy, rastro.

El suceso ocurrió en los límites de la vecina Comunidad de Madrid pero durante días se peinó con helicópteros, a caballo, con perros, motocicletas y a pie una amplia zona con un radio de 20 kilómetros, también en la provincia de Segovia, sin éxito. Videntes y parapsicólogos se ofrecieron voluntariamente para tratar de dar con el menor pero todo fue en vano.

Como dato curioso, el padre del niño desaparecido en Castroserna de Arriba también recurrió a una vidente según informó El Adelantado una semana después de que se notificara su desaparición: “Otra noticia sorprendente, en relación con el caso, es la ‘consulta’ que el padre de José Ángel ha hecho a una ‘adivina’ de la provincia de Madrid; según parece, esta le ha asegurado que el niño está en poder de una familia acaudalada de Segovia, pero dijo que no podía ser más explícita ‘porque en caso contrario me matarían’. Así pues, el suceso sigue estando revestido del mismo misterio con el que se inició, y las conjeturas más diversas se ciernen sobre el mismo”.

El decano de la prensa segoviana no publicó hasta el 4 de mayo de 1978 la noticia del suceso. La portada de ese día informaba así: “Misteriosa desaparición de un niño de corta edad en Castroserna de Arriba. Llegó el sábado con sus padres y cuatro hermanos y aún no ha sido localizado pese a una intensa búsqueda”.

Ya en la página 3, añadía que el matrimonio y los cinco hijos habían viajado hasta el pueblo segoviano en un Seat 127 desde Leganés, seguidos del matrimonio amigo, sin hijos, que se desplazó en un 1.500, y llegaron a su destino alrededor del mediodía. “Previamente habían efectuado una parada en Prádena, tomando unas cervezas en un bar de la localidad y desde allí continuaron hasta Castroserna de Arriba”. Una vez allí, mientras los adultos preparaban el almuerzo, los niños jugaban en un descampado próximo que se utilizaba como huerta. “En cuestión de minutos” el pequeño José Ángel desapareció de la vista de sus hermanos, que todavía hoy en día desconocen su paradero, a tenor del expediente abierto en el juzgado.

Los padres dieron inmediatamente la voz de alarma en el pueblo y el vecindario, así como posteriormente el de Castroserna de Abajo y el de Prádena, inició la búsqueda del niño con una batida por los alrededores. Al no conseguir encontrarle se dio aviso a la Guardia Civil del puesto de Prádena, que se sumó “con numerosos efectivos”, según el periódico, a las tareas de rastreo.

La noticia contaba que un perro de la Benemérita, adiestrado para localizar personas por su olor corporal, olfateó una prenda de José Ángel pero “se limitó a dar vueltas en un corto espacio de terreno, lo que hace suponer que el niño no se alejó por sí solo del lugar y hace abrigar la sospecha de que pudiera haber sido raptado por otra persona, que se alejó rápidamente y sin dejar huella”.

Lo extraño es que ni los adultos ni los niños habían percibido ni oído la presencia de algún vehículo en el lugar, ni tampoco escucharon al niño gritar o llamar a sus familiares. El diario se hacía eco de las declaraciones de vecinos del pueblo, mosqueados porque los padres de José Ángel se acostaran el sábado por la noche, mientras otras muchas personas continuaban la búsqueda, y también calificaban de “chocante” que regresaran el lunes a Leganés “sin que la criatura hubiese aparecido”.

Otras fuentes informaron de que una mujer, a juzgar por la voz, ya que no se identificó, llamó por teléfono a unos vecinos de los padres “anunciando que José Ángel estaba en su poder y que se encontraba bien”.

La Guardia Civil descartó un secuestro por dinero, teniendo en cuenta la condición modesta de los progenitores. El Adelantado pudo saber que el padre trabajaba en el sector de la construcción en Madrid.

También descartó, con reservas, que el niño cayese al río San Juan, poco profundo y con abundante ramaje y arbustos en las orillas en ese momento.

Los rumores siguieron funcionando en los días posteriores a la desaparición. Había quien aseguraba que el niño ni siquiera había viajado a la provincia de Segovia.

Casi dos años después, la agencia Efe se hacía eco de que los padres estaban convencidos de que su hijo había sido raptado por un matrimonio alemán sin descendencia, del que tampoco se conocía el paradero, y en cuya casa había servido como empleada de hogar la mujer del matrimonio amigo que les invitó a pasar el fin de semana en Castroserna de Arriba.

El último recuerdo de la familia es que el niño jugaba un poco separado de sus hermanos con una carretilla de juguete, que tampoco ha aparecido.
Segovia no es una provincia donde abunden los sucesos luctuosos. Aquí el misterio forma parte casi siempre de leyendas muy antiguas y, debido sobre todo a su escasa población en el conjunto del Estado, tampoco suele sobresalir por denuncias de personas desaparecidas.

Sin embargo, todos los años se producen por decenas, aunque afortunadamente la mayoría tienen final feliz y unas pocas resultan en la localización del cadáver del desparecido o desaparecida. Las menos siguen sin esclarecerse, algo que para sus seres queridos es “una pesadilla interminable”.

La casualidad hace que algunos años en poco intervalo de tiempo se produzcan desapariciones como las dos más mediáticas de 2013, la del fotógrafo Fernado París y la de Antonio Calleja ‘Toño’, vecino de Sepúlveda con una discapacidad; el primero en junio y el segundo en septiembre de ese año, menos de tres meses entre ambas. Se trataba de personas conocidas; París por formar parte de una saga familiar de fotógrafos de la capital segoviana y Toño por ser muy popular y querido en Sepúlveda.

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Batida durante la búsqueda del segoviano Fernando París en junio de 2013. / E. A.

Los dispositivos de búsqueda fueron amplios y duraderos pero por desgracia no les encontraron hasta que meses después aparecieron sus restos de manera fortuita. El primero tenía 78 años cuando la tarde del 15 de junio de 2013 se dirigía al tanatorio de Segovia por la muerte de su hermano, Félix París, donde nunca llegó. El cadáver apareció el día de Reyes de 2014 en las inmediaciones del Restaurante Lago. Poco antes, el 15 de diciembre, un pastor había hallado el de ‘Toñín’ en un paraje sepulvedano.

El último informe anual de personas desaparecidas publicado por el Ministerio del Interior a través de Centro Nacional de Desaparecidos indica que el año pasado se registraron en la provincia 254 denuncias por este motivo, aunque afortunadamente en enero solo quedaban cinco activas, todas de varones, entre ellas la de un menor.

En este momento, el buscador de personas desaparecidas del citado Centro Nacional (https://cndes-web.ses.mir.es/publico/Desaparecidos/Buscar) no recoge ningún desaparecido/a en la provincia de Segovia a lo largo de 2022, lo que no quiere decir que no se hayan producido denuncias, ya que no todas figuran en esta herramienta.

Para que se publique una alerta en esta página web, los interesados pueden indicarlo cuando interponen la denuncia o posteriormente y, para ello, deben aportar una fotografía reciente de la persona desaparecida.

La alerta se publicará una vez que se compruebe que se dispone de información suficiente y permanecerá hasta que finalice la investigación policial sobre la localización de la persona desaparecida.

Hasta esta semana, había 10 alertas de personas de Castilla y León en este buscador, 5 desaparecidas este año, la última un hombre de 38 años ausente de su residencia de Olmedo (Valladolid) desde el día 5, que apareció el viernes muerto en un pinar cercano.

Plan estratégico

El Ministerio del Interior ha aprobado este año el I Plan Estratégico en materia de personas desaparecidas para tres años, de 2022 a 2024. Este documento de trabajo marca una dirección estratégica al conjunto de acciones que deben acometer las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en coordinación con el resto de actores implicados.

Desde una perspectiva global y transversal, su objeto es prevenir la desaparición de personas, así como mitigar o reducir el sufrimiento producido por este fenómeno en los familiares y allegados, todo ello mediante la mejora de la respuesta dada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional y Guardia Civil) y otras instituciones públicas y privadas comprometidas con este fenómeno.

Este Plan Estratégico se ha articulado desde la Secretaría de Estado de Seguridad pero es el Centro Nacional de Desaparecidos el órgano encargado de su impulso, coordinación, supervisión y actualización permanente. Además, es vinculante en la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En este sentido, y para que tenga mayor mayor efectividad la cooperación y colaboración entre ellas y los cuerpos autonómicos, el documento se ha trasladado a los departamentos de Policía de las Comunidades Autónomas con competencias en esta materia (Policía Foral de Navarra, Ertzaintza y Mossos d’Escuadra), así como las que pudieran alcanzar competencia plena en seguridad ciudadana.

Igualmente, en el desarrollo del Plan, tienen un papel relevante las fundaciones y asociaciones representativas de personas desaparecidas, teniendo en cuenta que a lo largo de los años el Ministerio del Interior considera que ha quedado patente su dedicación, trayectoria y permanente compromiso con este fenómeno.

La estructura del Plan Estratégico en materia de personas desaparecidas está formado por cuatro líneas de acción, catorce objetivos y 93 medidas propuestas para su implantación y durante el periodo de vigencia que concluirá a finales de 2024. El presupuesto para llevar a cabo todas las medidas supera los 2.250.00 euros, distribuidos en más de un millón para tecnología dirigida a investigación y resolución de casos, 778.000 para campañas de prevención y sensibilización, 2106000 para formación y algo más de 200.000 para atención a familiares, allegados y al tercer sector social, coincidiendo con los cuatro ejes sobre los que gira esta estrategia nacional.

En cuanto a los objetivos, se trata de planes operativos y protocolo de actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, campañas de prevención y sensibilización específicas, herramientas preventivas, formación integral dirigida a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, formación de otros organismos públicos y corporaciones de derecho público, organizaciones internacionales, colaboración e intercambio de experiencias con el tercer sector social, herramientas específicas para la investigación y resolución de los casos, alertas, coordinación entre cuerpos de seguridad, incluyendo policías locales y seguridad privada, explotación de información de bases de datos, comunicación y atención, desapariciones de larga duración.

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