El drama sobrevoló de nuevo la plaza de toros de Cuéllar. El recuerdo de la tragedia de Manuel Diosleguarde era imposible borrarla de la cabeza. Cuando el banderillero Alberto Hernández colgaba de un pitón, a merced y contra las tablas, todo hacía presagiar lo peor. Afortunadamente, acaeció el milagro y todo quedó en un puntazo en el glúteo. Del dolor al triunfo, eje natural del toreo que sobrevive en la delgada línea entre la vida y la muerte. López Simón salió en hombros en una interesante corrida, con muchos matices, de Condessa de Sobral donde también paseó un trofeo José Garrido.
Las vicisitudes y peculiaridades del encierro de Cuéllar hizo que la corrida tuviese que ser remendada con un toro de Simón Caminero, además del anunciado de Lora Sangrán, para rejones, que abrió el festejo. Los de Condessa de Sobral, de perfectas hechuras, cantando sus orígenes Torrestrella por los cuatro costados, tuvieron en el bravo segundo y en el quinto, con hondura y calidad en la embestida, sus mejores adalides.
Con cuello, bien hecho y bajo, un zapato, el quinto tuvo profundidad y buen son. López Simón metió al público en la faena cuando ligó las tandas, aprovechando la calidad del de Condessa de Sobral. Cuanto más cerca de los pitones, más cómodo se encontró el madrileño. Las bernadinas finales tuvieron mérito. Mató de una estocada tendida. Dos orejas y Carcelito-84 también fue ovacionado en el arrastre.
Con Finito-82, ya con el hierro de Condessa de Sobral, empezó la lidia a pie. Puro Torrestrella, burraco, bajo, con la cara bien puesta, una pintura. López Simón basó la faena en la mano izquierda frente al noble primero que tendió a buscar salida cuando veía la puerta abierta. Dos pinchazos precedieron a una estocada baja.
José Garrido paró al castaño tercero, con cuello, abierto aunque cómodo de cara, hasta sacarlo a los medios donde lo toreó a la verónica. Quiso el extremeño comenzar de rodillas, le dio distancia y apostó por el bueno de Buenaidea-83. Un pase de las flores para comenzar una tanda, un desdén para terminar, tuvo empaque y enjundia la faena ante un toro que humilló y fue a más. Bravo el de Condessa de Sobral. Garrido tiene gusto. En el tramo final, se metió entre los pitones y quizá el toro lo acusó. Lo mató de estocada sin puntilla al segundo encuentro. Primera oreja del festejo y el toro fue ovacionado en el arrastre.
El sexto, con el hierro de Simón Caminero, se emplazó en los medios en banderillas. A merced, y sin poder taparse en un burladero, fue cogido a merced. Estuvo mucho tiempo colgado del pitón. Momentos dramáticos. Cuando consiguieron meterle en el callejón, lo condujeron rápidamente a la enfermería. Jose Garrido abrevió. Era imposible. Afortunadamente, lo que parecía un tabacazo quedó en una cornada en el glúteo que fue operada en la enfermería y recibió el alta.
El cuarto se lastimó la pata izquierda en el primer tercio pero el presidente aguantó la protesta con paciencia y gran tino. El toro se recuperó pero precisó de una muleta donde la altura, la distancia y el temple eran claves. Ruiz Muñoz toreó despacio y con una acentuada naturalidad marca de la casa. Precisó del descabello tras un pinchazo y una estocada.
El séptimo, castaño, alto, con la cara abierta, ofensivo por delante, fue ovacionado de salida. Fue tan serio en sus hechuras como en su comportamiento que precisó de una muleta con oficio.
Miguel Moura abrió el festejo con un toro de Lora Sangrán que tuvo nobleza aunque le faltó emoción. El portugués le dio distancia para clavar con pureza al estribo. Todo se vino abajo con un pésimo uso del descabello. arras, Saúl de la Calle y Luis Eugercios.
Ficha
Plaza de toros de Cuéllar. Cinco toros de Condessa de Sobral, de buenas hechuras, fieles al encaste Torrestrella; bravo, humillado y con clase, el segundo; con profundidad y buen son, el quinto; dos de Lora Sangrán (1º y 8º, para rejones) y uno de Simón Caminero, 6º, complicado.
El rejoneador Miguel Moura, silencio tras aviso.
López Simón, silencio tras aviso y
dos orejas.
José Garrido, oreja y silencio.
Ruiz Muñoz, silencio tras aviso y
silencio.
