Sí, resaca festiva es la que padece la Villa tras las Fiestas del Rosario de 2022. El parón obligado de los dos años anteriores, ha provocado una eclosión festiva de gran envergadura, y ha hecho aflorar la raigambre popular que estas Fiestas provocan entre los de la Villa y los de la Tierra y demás visitantes; el domingo, la afluencia de personal al “encierro”, arrojó cifras inusitadas, quizá por el ansia de presenciar lo que no se había podido presenciar en los dos años anteriores, y también por esa novedad de la presencia en el “encierro” de toros de una ganadería afamada; el espectáculo y las vivencias que produjo, dejó a la mayoría satisfechos. Un marrón, el miércoles, en que un encierro de toros pasados de peso y quizá de edad, puso la guinda amarga en su “encierro”, según opinión de muchos. Opiniones que ahora se van matizando entre la opinión pública que, en buena parte, no ha recibido con gusto las novedades de la supresión del festejo taurino vespertino del miércoles, y la celebración (novedad) de un mini encierro nocturno. Por lo demás, según costumbre y trayectoria, mucha alegría aportada por las peñas y pandas (prácticamente ausentes de los festejos taurinos), buena animosidad del público en general y grandes espectáculos musicales dando gusto, sobre todo, a la juventud.
