Tuve la oportunidad el martes pasado, de asistir en el Senado al debate sobre medidas para abordar la crisis energética en España.
En su primera intervención, el Presidente del Gobierno la dedicó básicamente a tres aspectos: describir las medidas que ya había tomado, anunciar sólo dos nuevas, que por cierto las venía proponiendo y pidiendo Feijóo desde hace tiempo, —reducir el IVA del gas del 21 al 5 % y ayudar a las empresas en las instalaciones de cogeneración con gran consumo de gas—, y manifestar que España y los españoles no tendremos ni restricciones de suministro ni tendremos que hacer sacrificios especiales. Me acordé, de cuando decía el Gobierno que el covid “como mucho, no tendrá más allá de algún caso diagnosticado” y que la crisis económica de la propia pandemia, sería mínima. Las previsiones económicas de este Gobierno han sido una catástrofe —dicho por el propio exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias— y ahora nos dicen de que la crisis energética tampoco será para tanto…, con la que está cayendo ya.
El Presidente Feijóo, la única alternativa posible para gobernar España, lo dedicó a señalar la falta de ideas y de proyectos del gobierno y de Sánchez respecto a cómo acometer la situación que se encuentra España por la inflación y el encarecimiento de costes de todos los productos; de cómo le agradaba que el Gobierno hiciera suyas, sin decirlo, las propuestas que estaba proponiendo el PP y, por último, presentando un documento con propuestas y medidas a la sociedad y al Gobierno, para hacer frente a la gravísima situación en la que nos encontramos.
En la segunda intervención, el Presidente Sánchez, absolutamente noqueado, tocado y nervioso, la dedicó exclusivamente para arremeter, insultar y menospreciar al Presidente Feijóo, —nada de nuevas medidas y propuestas para salir de dónde estamos—, sólo a meterse con Feijóo para tratar de desprestigiarle. Algo verdaderamente inaudito, Sánchez haciendo de jefe de la oposición, como si Feijóo fuera el Presidente del Gobierno, pues dada su soltura, conocimiento, actitud y prudencia, efectivamente así lo pareció durante el debate. Sánchez ni siquiera acepto, ni sugirió que estudiaría el documento presentado por Feijóo; nada de nada, desprecio absoluto.
Feijóo le contestó que no entraría en esa actitud de insultos y menosprecio, y que con su comportamiento lo único que demostraba Sánchez era que “su intervención no era propia de un Presidente”.
En conclusión, Sánchez fue al Senado para hablar de Feijóo, mientras que Feijóo acudió para hablar de los problemas de los ciudadanos y presentar propuestas y pactos de Estado para ayudarles. Esto es el mundo al revés, quien hace las propuestas para resolver y mejorar las situación de los españoles es el PP, mientras que el PSOE y Sánchez se dedican a atacar a la única alternativa.
Cada día se ve más claro que en Moncloa son conscientes de que pronto serán la oposición y cómo ya dijo Sánchez , “van a por todas”, y le faltó decir, haremos lo que sea para que el PP no gobierne España, como si dicen sin recato, todos sus socios y apoyos del gobierno.
Mientras los Ministros, la última, unos contra otros por el precio básico de la cesta de la compra, la Ministra portavoz del Gobierno diciendo que “mentir es pecar” (buf, llevan cuatro años mintiendo a los españoles y dos campañas electorales) y Sánchez, que no manda ni controla a su Gobierno, nos dice que tiene controlada la situación en la que nos encontramos. ¡Qué miedo me dan!
