El fútbol español suele moverse según la música que sople el dinero, y de este hecho pueden dar fe no pocos clubes que se en determinados momentos se han visto beneficiados, o perjudicados, por el hecho de tener más o menos dinero en sus arcas. Pero normalmente la RFEF se venía moviendo con una cierta diligencia a la hora de establecer los ascensos y descensos de los diferentes equipos, aunque siempre con un criterio lo suficientemente laxo como para abrir o cerrar la puerta a según qué clubes y tener cubierta las espaldas en el apartado jurídico. Sirva como ejemplo el ascenso express del Andorra de Piqué, ascendido a la Segunda B desde la categoría regional por aquello de tener más dinero que otros para comprar la plaza del desaparecido Reus.
Algo parecido ha realizado en la presente campaña el Estepona que preside Juan José Hidalgo, que en su día fue presidente de la Unión Deportiva Salamanca, y que tras firmar el ascenso deportivo a la Tercera División, confirmó su ascenso económico al comprar en subasta la plaza del Extremadura en la Segunda RFEF por una cantidad de 512.149,95 euros.
A CRUZARSE ESPAÑA
En esta concesión de la plaza, con un criterio puramente crematístico, poco importó el hecho de que varios conjuntos del grupo V de la Segunda RFEF deban cruzar España de oeste a este para jugar un partido. Y, aunque parecía que nada podía superar este desarraigo federativo con los conjuntos de este grupo entre los que se encuentra la Gimnástica Segoviana, el descenso administrativo del Dux Internacional de la Primera RFEF ha provocado un nuevo cataclismo que va a obligar a los equipos extremeños, madrileños y manchegos, además de al equipo azulgrana, a desplazarse hasta Cataluña a disputar allí un partido de liga.
DEL CRITERIO ECONÓMICO, AL MÉRITO DEPORTIVO
Y todo ello sucede porque el Juez Único de Competición declaró la pérdida del derecho de participación del Dux Internacional en la Primera RFEF, concediéndoselo al Talavera de la Segunda RFEF. “Hasta ahí, todo normal”, como cantaba El Kanka, pero lo ‘divertido’ llega cuando el mismo Juez concede al Cerdanyola (rival de la Segoviana en el play off de permanencia en la Segunda RFEF) el derecho a jugar de nuevo en esta categoría, y sin tener que abonar un solo euro, alegando su mejor derecho deportivo. No hay que olvidar que el Cerdanyola aspiraba a quedarse con la plaza del Extremadura que finalmente se fue para el Estepona.
Así pues, en un plazo que no ha excedido de dos semanas se ha hecho constar que jugar en la Segunda RFEF puede costar algo más de medio millón de euros si tienes prisa por ascender y dinero suficiente, o te puede salir gratis si tienes paciencia y algo de suerte. Mientras tanto, los ‘paganos’ de esta situación son el resto de clubes del grupo V de la Segunda, que tendrán que afrontar dos costosos desplazamientos hasta Málaga y Barcelona, cuando en la constitución de los grupos de esta categoría se hizo constar que el criterio que iba a imperar era el geográfico.
No es de extrañar que, preguntados por este hecho, referentes en la Gimnástica Segoviana como Ramsés o el portero Pablo Carmona no quisieran dejar pasar la ocasión para, con todo el respeto del mundo, alegar que “las cosas podían haberse hecho bastante mejor”, o por lo menos con un poco más de tiempo para que los clubes pudieran planificar sus temporadas. Y eso que la Segoviana no es la gran perjudicada por este hecho, porque la distancia de Segovia a Cerdanyola o Estepona no es tan grande como la que deberán afrontar conjuntos como el Coria, el Cacereño o el Montejo.
