Humilde, generoso, cercano, y cariñoso, el párroco de Sauquillo de Cabezas, Jesús Torres Bravo, ha ofrecido el pregón de las fiestas en honor a San Pedro sin entrar en la polémica generada por la decisión del Obispado de cesarle de funciones de los cuatro pueblos que atiende hace 10 años (Lastras de Cuéllar, Aguilafuente, Aldea Real y Sauquillo de Cabezas). Prefirió rendir homenaje a Sauquillo y remarcan su sentir ‘búcaro’, en una intervención que emocionó hasta hacer saltar las lágrimas a las personas congregadas ante el balcón del Ayuntamiento.
Con su elección como pregonero, el Consistorio y los vecinos han querido mostrar su apoyo y agradecimiento al querido cura que se resisten a dejar marchar, y él correspondió declarando: “Me siento miembro de este pueblo, de verdad. No por lo que yo haya hecho por este pueblo, sino por lo que este pueblo ha hecho por mí, consiguiendo que cada día me sienta más búcaro’”. Proclamó con orgullo su “identificación con este pueblo, durante estos 10 años, con sus calles y sus plazas, y con todos los hogares, que, desde que llegué me abrieron sus puertas, hasta sentir cada hogar como mío y cada familia mía”.
Jesús Torres Bravo dio preciosas pinceladas de historia y naturaleza hablando del patrimonio de Sauquillo, un pueblo donde sus habitantes se llaman búcaros, porque en Navacarrizal, en el pinar, hacían vasijas de barro llamadas búcaros. Sauquillo tiene un maravilloso pinar que en otro tiempo dio trabajo y salarios a los resineros entre los que recordaba al tío Chato y al tío Eustaquio. “Y también daba piñas que la Benita y Basilio, y otros, recogían y llevaban a vender, para conseguir comer cada día. Este bonito pinar hoy nos refresca con su sombra y es la delicia y el paraíso de todos los búcaros y búcaras”. En la carretera Carrapinar hay un pino de 200 años, con 12 caras abiertas. Este pino bicentenario resistió a un rayo y es para todos el símbolo de lo que significa estar vivo y aferrado a la vida, según se puso de manifiesto en este acto de fiestas. También se recordó Bravo que en los días de invierno los hombres se reunían en la fragua del tío Alberto para matar el frío. Mientras él trabajaba , ellos conversaban. Y también fue famoso el lagar del tío Juanito ‘Carretero’, que por dar vueltas al tornillo de madera daba a los chavales un traguillo de mosto.
Emulando a los antiguos alguaciles, el sacerdote proclamó que este pueblo “es muy grande por sus pequeñas cosas y es universal, porque tiene muchos hijos dispersos por todo el mundo que recuerdan y sienten con orgullo a Sauquillo y porque Sauquillo, desde hace 10 años tiene su mirada y su corazón puesto en Mozambique”, país donde él estuvo 27 años de misionero.
“Pregono a los cuatro vientos — continuó Jesús Torres Bravo— que Sauquillo es un pueblo soñador y seguirá soñando, agradecido y orgulloso de su pasado y avanzando unido en el presente y en el futuro; pregono que Sauquillo confía en sus jóvenes y en sus niños, que harán de este pueblo siempre un pueblo grande”.
Y ya con el ambiente cargado de emoción el párroco pidió la participación de sus vecinos para acabar con un pregón coral que concluyó con vítores de unidad y orgullo de identidad. Queda en esta comunidad como grito compartido la frase que el sacerdote entonaba acompañado de vecinos: “En invierno y en verano siempre seremos un pueblo unido”. “Viva búcaras y búcaros de Sauquillo de Cabezas”.
