La Comisión Europea vetó ayer la venta de O2, filial británica de Telefónica, a Hutchison al considerar que la adquisición provocaría una subida de precios, perjudicaría la innovación en el sector de las comunicaciones móviles y afectaría a las posibilidades de elección de los consumidores de Reino Unido.
El Ejecutivo comunitario anunció en octubre del año pasado una investigación en profundidad de la transacción, que habría combinado O2 y Three, ambas en manos de Hutchison Whampoa. Telefónica había cerrado en marzo un acuerdo con el grupo hongkonés para la venta de su filial por 10.250 millones de libras esterlinas.
Bruselas determinó tras su análisis de la operación que la venta habría eliminado a un competidor importante del mercado y habría dejado solo a dos operadores de redes móviles —Vodafone y Everything Everywhere, de BT— para competir con la entidad fusionada. Además, la Comisión considera que las contrapartidas ofrecidas por Hutchison no resolvieron las “serias reservas suscitadas por la adquisición”.
La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, señaló que “permitir que Hutchison adquiriera O2 en las condiciones que proponía habría sido perjudicial para los consumidores de Reino Unido y para el sector de las comunicaciones móviles”.
“Nos preocupaba mucho que los consumidores tuvieran menos posibilidades de elección para encontrar un paquete de telefonía móvil que se ajustara a sus necesidades y pagaran más que sin la operación. También habría obstaculizado la innovación y el desarrollo de la infraestructura de red en Reino Unido, lo que supone un problema grave, especialmente en mercados en rápida transformación”, añadió en un comunicado.
Además, preguntada por la posibilidad de que el referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea haya influido en la decisión final de Bruselas, la comisaria negó que haya habido interferencias políticas en la investigación y defendió que el Ejecutivo comunitario “está obligado a analizar el caso sobre los hechos”.
“Trabajamos muy de cerca con los reguladores nacionales en todos los casos. Pero el tema es que estamos obligados a analizar el caso sobre los hechos, y el timing está diseñado a través de la notificación de las partes. Obviamente, no podemos dejar a la política que interfiera en nuestra toma de decisiones, ni en este caso ni en otros casos”, afirmó en rueda de prensa.
“Puedo asegurar que esta decisión pesa 2,56 kilogramos, la pesé yo misma”, bromeó Vestager, para después aclarar que se trata de una decisión “muy pesada” con mucho trabajo de por medio. “No podemos dejar que los políticos interfieran en esto”, zanjó.
Por su parte, el grupo CK Hutchison mostró su “profunda decepción” por el veto a su propuesta de compra de O2, y señaló que está estudiando la posibilidad de emprender acciones legales contra la decisión de Bruselas.
“Estamos profundamente decepcionados con la decisión de la Comisión de prohibir la fusión de Three UK y O2 UK. Estudiaremos la decisión de la Comisión en detalle y consideraremos nuestras opciones, incluida la posibilidad de un recurso legal”, explicó la empresa en un comunicado.
El grupo hongkonés asegura que está “firmemente convencido” de que la fusión habría generado importantes beneficios en Reino Unido, ya que habría desbloqueado una inversión de 10.000 millones de libras (12.672 millones de euros) del sector privado en infraestructuras digitales en el país.
Además, defiende que habría permitido abordar los problemas de cobertura en el país; habría mejorado la competencia en capacidad de la red, velocidad y precios para consumidores y empresas y habría hecho frente a los problemas de competencia que existe como consecuencia del “significativo desequilibrio” en el reparto del espectro en Reino Unido.
