El verano, época de reunión y actividad exterior, ha sido la estación más afectada por la pandemia de Covid-19. Las restricciones, la necesidad de efectuar tests antes de cualquier actividad, la obligatoriedad de suspenderlo todo si se producía un positivo… Todo ello hizo que un aspecto tan típico del estío como los campamentos, dirigidos a los más jóvenes, redujeran su presencia casi al mínimo. Segovia no ha sido una excepción. Era imposible organizarlos sin correr un gran riesgo, muchas veces inasumible para las empresas organizadoras. Este año, en el que, por fin, las restricciones parecen retirarse definitivamente, la oferta recobra una vitalidad desconocida desde 2019.
La mayoría de los grandes municipios de la provincia han auspiciado una escuela de mañana para los meses estivales. Por supuesto, la ciudad de Segovia es el lugar donde se hallan más opciones, con campamentos deportivos, tecnológicos o dirigidos a que los niños mejoren su nivel de idiomas. El precio por semana de estas escuelas no supera los 70 euros en la mayoría de los casos, y, además, los niños empadronados pueden acceder a una bonificación que puede hacer descender el coste hasta el entorno de los 30 euros.
Por otro lado, la cantidad de campamentos rurales en los que el niño pernocta fuera de su casa durante una o dos semanas se puede enumerar con los dedos de la mano. La empresa ‘Alea Ocio’ organiza dos de ellos: uno en Gallegos y otro en Vegafría. A primeros de julio comienza otro campamento en la Sierra de Guadarrama, en la localidad de Grajera. y, a mediados, va a desarrollarse uno en la localidad de Riaza. Uno de los proyectos planteados, el Campamento Valentía, parece que está teniendo dificultades para arrancar, tal y como han revelado a este diario.
Hemos podido contactar con uno de los organizadores, la empresa Sonrisas, que entre el 25 de junio y el 1 de julio, llevó a cabo un campamento en la localidad de Fresno de la Fuente en colaboración con Rockbotic. Uno de los responsables, Alfonso Rivero, nos aseguró que “todo ha salido muy bien”. En relación al cambio de la época pandémica al 2022, en el que las restricciones se han dejado ya atrás, se han quitado un gran peso de encima. “Toda esa parte de mascarillas, restricciones, distancias mínimas, gracias a Dios, hemos podido dejarlas atrás y todo ha sido mucho más sencillo”, explicó. Sonrisas fue una de las pocas empresas del país que sacaron adelante campamentos en 2020 y 2021, cuando la pandemia todavía hacía estragos en muchos otros sectores.
El precio de estos campamentos rurales no tiene nada que ver con el de las escuelas municipales de mañana. El más barato se encuentra en la región de los 300 euros y el más caro alcanza casi los 600. Desde la Federación de Ampas ‘Antonio Machado’ (Fedampa), aseguran que muchas familias no pueden permitirse mandar a sus hijos a estos campamentos. La presidenta de Fedampa, Noelia del Barrio, nos explica que “si no puedes acceder a las ayudas de la Junta o no cumples los requisitos para aprovechar las bonificaciones, es imposible que una familia de clase media mande a sus hijos a estos campamentos, especialmente si tiene más de uno”.
Rivero, refiriéndose al campamento de ‘Sonrisas’, cree que los márgenes de beneficio y los precios que ha establecido su empresa “no son ninguna locura; de hecho, son moderados”. Admitiendo que, para un núcleo familiar menos aliviado, asumir este gasto constituye un “gran esfuerzo”, manifestó que, desde la empresa, son “muy proclives a echar una mano”, aplicando descuentos para segundos hermanos y flexibilizando el modo de pago. Pese a ello, manifestó también que les ha costado atraer chavales de la provincia, aunque lo achaca a una falta de publicidad en Segovia, lo cual, asegura, “es culpa nuestra y una asignatura pendiente de cara a futuros campamentos”.
Por otro lado, tampoco han buscado ayuda de las instituciones públicas, ya que las experiencias pasadas les han enseñado que “hay demasiadas complicaciones”. No obstante, Rivero expresó la creencia de que los campamentos suponen una “vivencia clave en la vida de los niños” y que, por lo tanto, desde las instituciones no estaría de más que se extendiera alguna ayuda o que, al menos, trataran de potenciar la participación a través de la publicidad.
Más allá de los elevados precios de los campamentos de verano, existe otro problema, relacionado con la poca oferta que, en relación con la de la ciudad, se encuentra en el medio rural.
Las escuelas rurales
A pesar de que, como decimos, la mayoría de los municipios cuentan con una escuela de verano, hay muchos pueblos que no han organizado ningún tipo de actividad para los más jóvenes. Por otra parte, las plazas tienen un límite, lo cual provoca que no todos los niños puedan acceder a estos campamentos.
Desde la escuela de verano de Valverde del Majano, uno de los responsables, Ismael Llorente, sostiene que, en su caso, han observado que la inscripción ha sido muy provechosa y que la mayoría de los puestos han acabado copándose. Incluso, explica, han tenido la posibilidad de ampliar el número de participantes a fin de poder “responder a toda la demanda”. Una demanda que, no solamente, ha venido del municipio sino que han encontrado bastante aceptación desde “la capital” también.
Por otro lado, Llorente señaló que el obstáculo de mayor envergadura a la hora de organizar la escuela lo han encontrado en la disponibilidad de las instalaciones. Expresó una gran gratitud hacia el Consistorio del municipio a la hora de solventar este problema, clave para poder nivelar el ratio entre monitores y asistentes. La colaboración con el ayuntamiento es “uno de los puntos fuertes del campamento, el respaldo y la ayuda que tenemos detrás por parte del ayuntamiento resulta un pilar fundamental”, sentenció.
Aunque una de las principales intenciones de los ayuntamientos descansa en la conciliación de los trabajos de los padres con las mañanas veraniegas de los niños, lo cierto es que hay muchos a los que el horario les complica tal posibilidad. “Una escuela de verano que vaya de nueve a dos no cubre una jornada laboral normal”, afirma del Barrio. Especialmente difícil lo tienen las familias del campo, puesto que, a diferencia de la ciudad, los niños no pueden moverse de un lado a otro por sí solos, en caso de que, en su pueblo, no haya un campamentps.
De aquí hasta final de verano, decenas de campamentos y escuelas de verano tendrán lugar en la provincia de Segovia. Con sus triunfos y sus fracasos, parece que lo más importante, que los niños puedan reunirse y pasarlo bien, se está consiguiendo.
La opción del seguro de campamento
Algunas de las páginas web donde se publicitan muchos de estos campamentos, además de acercar el producto a los consumidores, también ofrecen seguros para los casos en los que un imprevisto puedan dar al traste con la participación del niño.
En la web buscocampamentos.com, en l a que se anuncian algunos de los campamentos mencionados, ofrecen un seguro que cubre los gastos, entre otras ocasiones, cuando el niño asegurado se contagie de Covid, reciba una beca oficial o haya suspendido 4 o más asignaturas. Con un precio que oscila entre los 25 hasta los 60 euros, el seguro mencionado cuenta con una póliza variable en función del tiempo que el niño pase fuera de su casa.
El seguro de campamento suele estar compuesto por una póliza de accidentes, para atender a los participantes en un centro médico en caso de lesión, y una cobertura de responsabilidad civil, para proteger al empresario que organiza las actividades ante posibles reclamaciones de terceras personas.
Una opción que, sin duda, permite estar más tranquilo.
Las aulas comunitarias de la Diputación vuelven en otoño a la provincia
El Área de Asuntos Sociales de la Diputación Provincial presentó tres proyectos comunitarios destinados a niños de entre tres y once años. Los programas en cuestión son las Aulas de Manualidades, las Aulas Sociales y la iniciativa de Ocio Preventivo. Según la nota de prensa facilitada por la institución, se tratan de los tres programas “más demandados por los vecinos de la provincia”.
Para las Aulas de Manualidades, la cuota de matrícula asciende hasta los 60 euros. Comenzarán en la última semana de septiembre, más o menos durante las mismas fechas en las que comienza el año escolar. Está previsto que los niños pasen un total de 62 horas cursando las actividades, que se repartirán en sesiones semanales de dos horas de duración. La Diputación aseguró que “monitores especializados en el manejo de materiales, la restauración y las artes plásticas se encargarán de guiar las clases». De entre las competencias que la organización se marca como objetivos de aprendizaje destacan “la destreza con pinceles, agujas, tijeras o el material reciclado”. También esperan que los alumnos fomenten su creatividad y talento artístico, siendo capaces de crear unas piezas que serán expuestas frente al resto de los vecinos a final de curso.
Por lo que respecta a las Aulas Sociales y al programa de Ocio Preventivo, ambos mantienen su cuota de matrícula de 30 euros al año. Tanto uno como el otro darán comienzo durante el mes de octubre, un poco después del inicio de la temporada escolar. Las Aulas Sociales tendrán una duración de 48 horas en total, repartidas en una clase de hora y media por semana, mientras que el programa de Ocio Preventivo durará 32 horas, divididas en sesiones semalaes de una hora.
Objetivo: integrar
El presidente de la Diputación y máximo responsable del Área de Asuntos Sociales, Miguel Ángel de Vicente proclamó que, con estas dos iniciativas, el objetivo del entre provincial no es otro que el de “integrar en la comunidad a todos los vecinos de los pueblos segovianos, independientemente de su procedencia, sexo o edad, promoviendo la mejora de las habilidades sociales, la tolerancia, la cooperación y la culturización a todos los niveles». Con este par de proyectos se proponen lograr todo ello con sectores sociales muy diferentes.
Para que los asistentes compartan las actividades con niños de su misma edad, la institución dirigida por De Vicente se comprometió a que, en la medida de lo posible, se establezcan dos grupos en los que la cesura se sitúe en la separación de los seis y siete años. También destacaron la importancia del programa de Ocio Preventivo a la hora de trabajar temas como el respeto al medio ambiente, la igualdad de género, la prevención de la violencia, el esfuerzo por la aceptación o la toma de decisiones a través de juegos de mesa, técnicas de gestión del tiempo o cuentacuentos. Otros procedimientos como el desarrollo de destrezas manuales e interpretativas, la psicomotricidad o la fotografía.
Para finalizar, la Diputación anunció que los ayuntamientos interesados en acoger alguno de estos programas, podrán mandar su solicitud hasta el 7 de septiembre.
