Las grandes bolsas europeas vivieron ayer un nuevo viernes negro, mientras el mercado neoyorquino también sufría elevadas pérdidas, ante la incertidumbre sobre la economía en ambos lados del Atlántico. A la cabeza de los descensos se volvió a situar el selectivo español, el Ibex 35, que cerró la sesión con una caída del 4,44%, que le llevó a perder de nuevo la barrera de los 8.000 puntos.
En concreto, el mercado nacional terminó en 7.910,2 puntos, la cota más baja desde abril de 2009, dejándose las ganancias acumuladas en las dos últimas sesiones y concluyendo la semana con una pérdida acumulada del 6,5%.
El Ibex encabezó las pérdidas entre las principales plazas del Viejo Continente, donde Francfort bajó un 4,13%, París descendió y Londres se dejó un 2,36%. Las bolsas sufrieron así las nuevas incertidumbres surgidas sobre el sector financiero y, otra vez, la solvencia de Grecia.
Las dudas sobre el sector financiero las provocó un informe del banco estadounidense Goldman Sachs en el que rebajaba la cotización prevista a medio plazo para este sector. Los mercados se encontraron, además, con las advertencias de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, quien avisó de la necesidad «urgente» de aportar capital adicional en algunos bancos europeos ante el riesgo de una mayor propagación de la debilidad económica «o incluso una crisis de liquidez».
En cuanto al asunto heleno, el rumor de que el país heleno podría anunciar una suspensión de pagos, contribuyó también a la debacle bursátil. Las informaciones tuvieron que ser desmentidas incluso por el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos.
La jornada estuvo marcada también por la dimisión del representante alemán en el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, Jürgen Stark, en principio por razones personales, pero con la duda de si su oposición al plan de compra de bonos de España e Italia por parte de esta entidad, está detrás de la decisión.
Estas cuestiones influyeron además en la depreciación del euro, lo que acabó por rematar a los ya de por sí maltrechos mercados. La divisa europea descendía en esta jornada de 1,39 dólares de la apertura a 1,363 dólares poco después del cierre de la sesión bursátil. Mientras, la onza de oro se aproximaba a 1.860 dólares a esta hora y el petróleo Brent se cambiaba a 112,5 dólares el barril.
Ni siquiera el plan de 447.000 millones de dólares anunciado por el presidente de EEUU, Barack Obama, para estimular la creación de empleo en el país, consiguió levantar los ánimos en los mercados, mucho más pendientes de conocer los resultados de la reunión que mantienen los ministros de Finanzas del G-7 en la localidad francesa de Marsella durante el fin de semana y que comenzó ayer.
