Al menos siete personas murieron ayer durante los enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y soldados tailandeses, a medida que éstos estrechaban el cerco en torno a los miles de camisas rojas que se atrincheran en el centro de Bangkok. Además de las siete víctimas mortales, 61 personas resultaron heridas en la jornada de violencia, que arrancó la noche previa con esporádicos choques entre militares y opositores.
Un manifestante perdió la vida de un balazo en el tórax cuando las tropas dispararon sobre cerca de dos centenares de camisas rojas que se habían parapetado tras una barricada levantada en las inmediaciones de la nueva embajada británica, según observó quien suscribe. En otra escaramuza, los soldados abatieron de un tiro en la sien a un miembro de la unidad paramilitar de los opositores, según indicó un médico del hospital al que trasladaron a la víctima.
El Centro de Emergencias Erawan, que coordina la asistencia en las clínicas de la capital, precisó que además otras dos personas fallecieron durante los disturbios.
También en las proximidades del campamento de los camisas rojas, al lado del parque de Lumpini, pulmón de la urbe, dos reporteros gráficos, uno de ellos canadiense de la cadena de televisión France 24 y otro del diario tailandés de Matichon, fueron heridos por impactos de bala en la pierna. Una horas después, otro camarógrafo del canal tailandés de televisión VoiceTV resultó lesionado al recibir un disparo.
Desde que el Ejército emprendió la noche del jueves la operación de asedio que persigue desalojar a los manifestantes del corazón comercial y forzar a sus cabecillas a negociar, un total de ocho personas han muerto y 72 han sido heridas. Entre estas últimas el asesor militar del frente antigubernamental, el general renegado Khattiya Sawasdipol, en coma profundo a causa del disparo en la cabeza que recibió este jueves cuando inspeccionaba las barricadas.
Los enfrentamientos más violentos de ayer ocurrieron en la entrada de la barriada de Bokai, situada detrás del bazar de noche o de Suam Lum y uno de los más visitados por los turistas extranjeros, que casi ha desaparecido tras nueve semanas consecutivas de protestas callejeras.
Allí, unos 20 camisas rojas fueron detenidos por las tropas, que dispararon munición real, balas de goma y gases lacrimógenos sobre la turba de gente que les arrojaba piedras y otros objetos.
Antes de que el Ejército consiguiera aislar casi por completo el campamento de los opositores, grupos de manifestantes y efectivos de las fuerzas de seguridad se enfrentaron también en otras áreas situadas más allá del contorno de zona comercial.
Las escaramuzas con los camisas rojas, algunos de ellos armados con pistolas, llegaron hasta el distrito financiero colindante con uno de los extremos del área bajo control de los partidarios del frente antigubernamental.
La explosión de tres granadas arrojadas contra una estación del metro situada en el centro financiero causó dos heridos. Los artefactos impactaron en la calle Silom, una de las más transitadas en circunstancias normales y que se hallaba casi desierta, dada su cercanía a uno de los extremos de la zona que ocupan los manifestantes.
Otra granada, aunque esta de humo, explosionó cerca del epicentro del campamento de los camisas rojas y del escenario sobre el que sus líderes arengan a las miles de personas que se encuentran en el interior, entre quienes figuran muchos niños y mujeres.
La explosión de la bomba fumígena, aparentemente arrojada desde alguno de los edificios situados a uno y otro lado del escenario, causó pánico entre los manifestantes, quienes tras el susto oraron juntos a Buda.
Durante el día, decenas de grupos de camisas rojas incontrolados presionaron a los pelotones de soldados, apostados en los accesos al campamento opositor, de unos tres kilómetros cuadrados y protegido por barricadas hechas con neumáticos, cañas de bambú, y alambre de espinos.
Los manifestantes incendiaron dos vehículos militares atacados de madrugada al final de la avenida Sathon y sus ocupantes fueron capturados y metidos a empujones en una ambulancia. A primera hora de la mañana, el Ejército anunció que había cortado el suministro eléctrico y de agua a la zona bajo control de los camisas rojas, la mayoría partidarios del ex mandatario Thaksin Shinawatra, depuesto por los militares en 2006 y condenado después en rebeldía a dos años de prisión por corrupción.
El Gobierno del primer ministro y líder del Partido Demócrata, Abhisit Vejjajiva, retiró esta semana su propuesta de celebrar elecciones en noviembre, cuando los cabecillas de los opositores dieron marcha atrás a su compromiso inicial de abandonar la protesta. Desde que comenzaron las movilizaciones, 34 personas han muerto y unas 1.400 han resultado heridas.
