Los altos precios que se están registrando en todos los ámbitos económicos también crean inquietud entre el sector del turismo rural de Segovia, que, a pesar de todo, está esperanzado ante un verano que confían en que será como los de antes de la pandemia. Así lo señala Gerardo Otero, presidente de la Asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia, quien recuerda que el verano no es la mejor época para este tipo de negocios. “Es en primavera y en otoño cuando alcanzamos los máximos de actividad”, resume.
Por eso piensa que la inflación podría notarse más a partir del final del verano. Hace hincapié en que los dos veranos pasados han sido extraordinarios en su múltiple sentido. Por un lado porque las restricciones por Covid impidieron durante la llegada de turistas a causa de los cierres perimetrales por comunidades. Castilla y León estuvo aislada de Madrid un tiempo. Por otra parte, en otra época permanecieron cerrados hoteles y no se podía viajar a muchos destinos turísticos tradicionales. “Entonces los huéspedes venían de pasar unos meses muy duros, y buscaban un sitio donde aislarse y disfrutar. Disponer de una casa era algo muy atractivo. Y fueron dos veranos muy buenos para el sector”, recuerda.
Ahora esperan que la actividad resulte similar a la de los años anteriores a 2020. “Estamos preocupados por el alza de los precios, pero también esperanzados porque se pueda volver a la normalidad”, apunta. “La inflación y la recesión económica afecta a todos. Y al no ser el turismo una primera necesidad lo sufrimos antes que otros sectores más básicos”, afirma a la vez que se muestra “optimista” para el verano.
Además de los cambios en el volumen de turistas, el sector del turismo rural y activo en la provincia ha experimentado una evolución sobre este tipo de clientes. “Hemos perdido un perfil de visitante y estamos ganando otros”, explica Otero. «Ahora, la mayoría de los demandantes son grupos familiares, parejas con niños… Y sobre todo cambia el nivel socioeconómico”. “El visitante de antes era de un nivel de clase media o media-baja, que ahora opta por quedarse más en casa. Pero estamos notando que llega otro perfil de clase media-alta que antes buscaba destinos, pero ahora prefiere el turismo rural, porque le valora más”.
De cara a la ocupación prevista para el verano, Gerardo Otero calcula que no llegará al 50 por ciento, contando sólo los fines de semana. Niveles similares apuntan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que establece que en el último mes de mayo, el grado de ocupación en fin de semana fue del 43.5 por ciento.
Otero matiza que hay importantes diferencias entre unos alojamientos y otros durante la época veraniega. Los que disponen de piscinas o se encuentran junto a zonas de baño como embalses suelen gozar de una mayor demanda en estos meses, y de mayor duración. “Salvo los establecimientos que disponen de piscina, o que están en un entorno muy concreto, junto a espacios naturales, o con mucha actividad natural… el resto vive de las fiestas de los pueblos. Es decir, que en verano se reduce mucho la ocupación porque se buscan otro tipo de destinos”. “Los primeros también tienen una estancia más prolongada, mientras que los demás se reducen a fines de semana”, añade.
En todo caso recuerda que este verano volverán a ser fundamentales las reservas de última hora, ya que muchos de estos negocios, al ser de carácter familiar, tienen una elevada disponibilidad.
De acuerdo con los datos oficiales, en la provincia de Segovia existen 441 establecimientos abiertos, tal como figura en el INE. El registro de la Junta de Castilla y León computa 457 alojamientos de turismo rural, todos ellos en pueblos, y que engloban casas, posadas u hoteles rurales. El número de personas empleadas supera las 600.
Aparte se encuentran 353 viviendas de uso turístico, que abarca la capital y la provincia y puede tratarse de chalés, apartamentos o pisos; “un cajón de sastre”, tal como lo define Gerardo Otero, quien anima a los empresarios del sector en Segovia a agruparse para poder impulsar más esta actividad. Actualmente, el colectivo que preside cuenta con más de 140 socios, algunos propietarios de más de un negocio.
