El Patronato de Altamira acordó ayer por unanimidad que la cueva, que permanecía cerrada al público desde septiembre de 2002, pueda ser visitada de nuevo a partir de finales de año «con todos los requisitos y garantías para mantener este bien excepcional».
Así lo anunciaron la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, tras la reunión del nuevo patronato del Museo de Altamira, que aprobó también la constitución de un grupo de trabajo que decidirá cuántos visitantes pueden pasar por Altamira y si su presencia perjudica o no al estado de conservación de las pinturas.
Ese grupo de trabajo, que se reunirá por primera vez el 11 de junio, estará constituido por representantes de todos las instituciones y expertos que componen el Patronato de Altamira y tendrá como objetivo fijar un régimen de visitas para final de año.
Tanto González-Sinde como Revilla resaltaron la «unanimidad» y el «máximo interés» del Patronato por que la cueva y sus famosos bisontes sean accesibles al público, pero manteniendo los límites de conservación exigidos para unas pinturas de más de 14.000 años de antigüedad.
El grupo, que se encargará de fijar esos parámetros de conservación, estará integrado por los miembros de la Comisión Permanente del Patronato, presidida por directora general de Bellas Artes, María Ángeles Albert, y varios vocales, en representación de todas las instituciones y expertos.
Con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha estudiado el estado de las pinturas durante los últimos ocho años, establecerá unos límites de visitas que serán revisados periódicamente para garantizar «siempre esa conservación integral de la cueva y su contenido», según explicó la ministra de Cultura.
«La voluntad del Patronato es que, con todos los controles que sean necesarios, haya una accesibilidad, aunque sea mínima, a la cueva», subrayó por su parte el presidente de Cantabria.
Según apuntó González-Sinde, el órgano rector pidió que el grupo que se creará esta misma semana trabaje con «la mayor celeridad posible» y cuando concluya su informe, será necesario instalar unos monitores que medirán las condiciones ambientales necesarias «para que el entorno se preserve y no sea objeto de degradación».
Serán, por tanto, los expertos quienes fijen «los plazos y el calendario ideal», pero la voluntad unánime del Patronato, insistió, es que el patrimonio de Altamira, además de ser conservado y estudiado por los científico, sea accesible.
La ministra confesó que no conoce la cueva original, aunque ha contemplado en varias ocasiones la réplica que fue inaugurada en 2001 y que desde entonces ha recibido a 2,5 millones de visitantes. «Iré cuando puedan hacerlo el resto de los ciudadanos», añadió González-Sinde, quien cree que el Museo Nacional de Altamira es «un ejemplo de gestión».
El presidente de Cantabria espera que el primer visitante de la cueva sea el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, al que va a invitar personalmente. «Ya tengo redactada la carta. Y en inglés», comentó Revilla.
