El español Rafa Nadal conquistó ayer su sexto Roland Garros al doblegar en la gran final al suizo Roger Federer en cuatro sets después de dos semanas muy complicadas en la capital gala.
El manacorí, que igualó al sueco Bjorn Borg y que con esta victoria retendrá el número uno, superó al helvético por 7-5, 7-6, 5-7 y 6-1 después de tres horas y 40 minutos de partido en la cuarta final entre ambos sobre la arcilla parisina.
Nadal saltó a la cancha dubitativo ante un Federer impecable, único verdugo de Djokovic este curso, que atacó con acierto el revés del balear y no tardó en cobrarse la primera ventaja después de necesitar cuatro bolas de ‘break’ para ponerse con 2-0 en el marcador. Con su saque, conectó dos ‘aces’ y se apuntó el 3-0.
Los nubarrones que cubrían la Philippe Chatrier ya no amenazaban lluvia, como pronosticaron los meteorólogos, pero nublaban el juego del mallorquín, lento de piernas, con problemas con el revés y sin soltar su ‘drive’.
Poco a poco, Nadal se metió en el partido aunque no terminó de sentirse cómodo y, con 5-2 abajo, pidió la entrada del ‘fisio’ a la pista por molestias con un vendaje en el pie izquierdo.
Federer sabía los problemas que sufría su adversario y dispuso de una nueva bola de rotura que le hubiera dado el primer set, pero el español remontó a tiempo y comenzó a reencontrarse con su derecha. A partir de ahí, movió a la raqueta de Basilea y empezó a recortar diferencias con el 5-4.
El pupilo de Toni Nadal se recuperó anímicamente y llegaron sus mejores momentos, atreviéndose a volear y aumentando sus puntos ganadores para meterse en el bolsillo el primer set (7-5).
Su siguiente servicio, dio al balear el triunfo en la primera manga. El panorama era radicalmente distinto al de los primeros compases y Nadal alargó su momento dulce para quebrar de inicio de Federer en el segundo set y ponerse con un favorable 2-0.
Federer seguía a remolque, pero fue capaz de salvar tres nuevas bolas de ‘break’ gracias a dos ‘aces’ consecutivos (3-2). Ese fue un nuevo punto de inflexión para el de Basilea, que volvió a incomodar al manacorí con su servicio y con el resto para recuperar la rotura e igualar el choque (4-4).
Sin embargo, éste recuperó de inmediato (5-4) y, aprovechando los fallos con el revés del suizo, tuvo su primera bola de set a la vez que empezaba a llover en París y el duelo se paró.
Victoria en el ‘tie break’
Tras unos minutos en el vestuario, la contienda se reanudó con Federer enchufado y el parcial se decidió en la ‘muerte súbita’. Sin embargo, siguiendo la tónica errática, el número tres siempre fue a remolque y no pudo impedir que el tenista español se llevara el segundo parcial.
La tercera manga comenzó con ambos a su mejor nivel a pesar de llevar más de dos horas en pista. Pero fue Nadal el primero en sacar ventaja al gozar de tres bolas de ‘break’ en el sexto juego para ponerse con 4-2 al frente. Sin embargo, Federer no estaba dispuesto a darse por vencido y volvió a recuperar la desventaja (4-3).
Ahí llegó un nuevo festival del helvético, que empezó a soltar su revés y hacer daño con las dejadas y volvió a romper el saque de Nadal en el undécimo juego (6-5) para apuntarse el set.
Nada más comenzar el cuarto parcial, el mallorquín tuvo que salvar tres bolas de ‘break’, aunque poco a poco fue leyendo mejor el potente saque de su contrincante y encarriló la manga mientras su tío y entrenador, Toni Nadal, se tapaba la cara presa del nerviosismo.
A pesar de tener a la mayoría de los 15.000 aficionados de la central y recibiendo abucheos en puntos polémicos, Nadal volvió a quebrar a su oponente y sellar la victoria con un inapelable 6-1.
Con este triunfo, el deportista español conquista su Roland Garros más complicado, tras dos semanas de dudas, que abrió con un duro partido a cinco sets ante John Isner y donde día a día ha reconocido que tenía que mejorar para pelear por el título.
Además, con esta victoria en la Philippe Chatrier ha sumado el décimo ‘grande’ de su carrera, su 32 título en tierra y el 46 en total. Además, es el tercer título, en siete finales en 2011, tras el Masters de Montecarlo y el Conde de Godó.
