La ofensiva militar sobre Damasco se encuentra un poco más lejos, después de que el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallen, saludara ayer la propuesta de Rusia de que Bashar al Asad coopere con la comunidad internacional en el control de armas químicas y en su total destrucción. Algo que se produce después de que el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, lo solicitara. «En relación con esto, declaró que la República Árabe de Siria da la bienvenida la iniciativa de Moscú, partiendo de la enorme preocupación de los dirigentes por la vida de sus ciudadanos y la seguridad», señaló Muallem.
Y es que Serguei Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores ruso, había pedido a Damasco que entregara su arsenal químico a la comunidad internacional para evitar una posible intervención militar extranjera, y parece que el régimen está dispuesto a ello.
También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció que estudia pedir al Consejo de Seguridad que inste al país árabe a reunir en lugar seguro la artillería y los agentes precursores para su destrucción. «Estoy estudiando el traslado inmediato de las armas a lugares dentro de Siria donde puedan ser almacenados y destruidos», apuntó Ban.
En esa misma línea se pronunció Kerry al asegurar que la entrega del arsenal de Al Asad sería la única forma de evitar el ataque. Así, lanzó un ultimátum, «una semana, no hay más plazos», destacó.
En caso de no hacerlo, afirmó Kerry, «la ofensiva a Siria sería increíblemente pequeña y muy limitada». Y la comparó con el «mensaje» que Ronald Reagan envió a Gadafi con el bombardeo de Trípoli, en represalia por el derribo del vuelo de Pan Am 103 en 1988. «Seremos capaces de lograr que Al Asad rinda cuentas sin necesidad de tropas de tierra ni de otro esfuerzo prolongado», agregó. Además, precisó que la operación militar sería «restrictiva, con objetivos muy claros y con la finalidad de desmantelar su capacidad para usar armas químicas».
«El riesgo de no actuar es mayor que el riesgo de una intervención», matizó Kerry. «Todo el mundo debería hacer un alto y pensar seriamente en el asunto. Si no hacemos frente al dirigente sirio, volverá a ocurrir lo mismo y pensará que puede intimidar a cualquiera. No podemos echarnos atrás en un momento como éste. Tenemos que caminar hacia adelante. Todos juntos, podemos».
El inesperado ultimátum expresado por Kerry disparó las alarmas de Washington. A los pocos minutos, un comunicado oficial del Departamento de Estado dejó en entredicho al secretario de Estado alegando que su respuesta no debería interpretarse como una exigencia sino como un «un argumento retórico sobre la imposibilidad y la improbabilidad de que Asad entregue las armas químicas que niega haber utilizado».
Por su parte, el Ejército Libre de Siria tildó de «maniobra» el hecho de que el régimen sirio haya aceptado la propuesta de Rusia para que Damasco entregue sus armas químicas.
«Rechazamos cualquier compromiso por parte de este régimen. Creemos que se está intentando ganar tiempo ahora que está sintiendo la presión internacional», aseveró el coordinador político del Comando Supremo Militar de la formación, Louay Mokdad.
Y es que los combates continúan. De esta forma, Malula, la capital del cristianismo por excelencia en el país árabe, vivió ayer una dura jornada bélica.
Los combates tuvieron lugar en las zonas periféricas de Al Fay y Yaryafa, en medio de bombardeos de las fuerzas gubernamentales contra los rebeldes, según apuntó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que agregó que los opositores, apoyados por los islamistas del Frente al Nusra, dispararon proyectiles contra la Compañía General de Construcción.
