Ni mártires, ni héroes. Los regantes que emplean las aguas de la milenaria cacera que surte las huertas del barrio de San Lorenzo no aguantan más y claudican en la pelea que mantienen desde algo más de una década con la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) para conseguir una nueva concesión de uso del agua. La Junta General Ordinaria de la Comunidad de Regantes de San Lorenzo acordó la suspensión temporal de cualquier actividad colectiva encaminada al mantenimiento y la conservación de la cacera, en la reunión mantenida el pasado viernes, en una decisión histórica por lo que supone y que fue adoptada con la unanimidad de todos los participantes.
La suspensión está motivada por el requerimiento efectuado por la CHD para que se cese en la derivación de agua desde el río Eresma, que en su día motivó la incoación de dos expedientes sancionadores de 3.000 y 5.000 euros respectivamente, que posteriormente fueron anulados por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.
A este requerimiento se añade el hecho de que la Ley de Aguas precisa que esta instalación hidráulica había pasado a ser propiedad del organismo de cuenca, al quedar extinguida la concesión histórica de la que los regantes vienen disfrutando desde tiempos inmemoriales.
Todo ello les ha llevado a adoptar la decisión de entregar la posesión de la cacera a quien es ahora su legítimo dueño, por lo que depositarán las llaves que dan acceso a la captación en la sede de la Subdelegación del Gobierno para que sea esta institución quien se las entregue a la CHD. De esta manera, la comunidad pretende evitar la incoación de nuevos expedientes sancionadores, así como la posible responsabilidad administrativa que le pudiera ser exigida por su uso; o incluso la posibilidad de que les sea imputado un delito ecológico por derivar agua de la red hidráulica pública sin previa autorización.
En la asamblea, los regantes señalaron que esta medida debe ser “provisional y condicionada al resultado de las alegaciones y futuros recursos que puedan seguir efectuando tanto en vía administrativa como judicial” en defensa de la recuperación de los derechos de riego, tal y como señaló a esta redacción un portavoz de la comunidad.
En este sentido, señala que aún hay pendiente de resolución la solicitud de una nueva concesión instada en el año 2016 y aún no resuelta de forma expresa, así como la de las alegaciones presentadas al nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero en vigor desde este año, donde se solicitaba que se dotara de los recursos hídricos necesarios para permitir la pervivencia de la cacera. Esto es así porque la acequia forma parte intangible del paraje Pintoresco de Arboledas, Alamedas y Huertas de Segovia, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1947, y por ello debe gozar del mayor nivel de protección para este tipo de bienes establecidos.
En la asamblea, los regantes acordaron apelar a las instituciones y a la sociedad civil para que “tomen conciencia de lo que supone la pérdida definitiva de esta acequia milenaria que forma parte del patrimonio histórico, cultural, social, económico, medioambiental y paisajístico de Segovia y apoyen las reivindicaciones de los regantes”.
Además, señalaron que seguirán luchando por la pervivencia de la cacera “pero no tenemos vocación ni de mártires ni de héroes para seguir soportando solos el peso de la responsabilidad que seguiríamos asumiendo si no se adoptaran las medidas anteriormente reseñadas”.
“En esta pelea deben involucrarse las instituciones públicas y el conjunto de la sociedad segoviana, si no, no tiene sentido mantener en solitario esta pelea desigual contra la CHD, cuando a lo mejor los intereses egoístas de los propietarios de las huertas serían obtener la futura recalificación de sus terrenos, puesto que sin agua no habría huertas y éstas se convertirían forzosamente en solares”, aseguró uno de los regantes.
El origen
La comunidad señala que el origen del problema radica de la decisión de la CHD en 2010 de dar por extinguida la concesión de la comunidad de regantes para las 26 huertas titulares de los derechos de riego, oficialmente desde el año 1965 en el que fueron adquiridos ye inscritos tanto en el Registro de la Propiedad como en el de concesiones hidráulicas del organismo de cuenca.
La comunidad detectó graves errores formales en la resolución, así como estar fundamentadas en hechos inciertos, tales como considerar que las huertas estaban construidas y que se había cesado en el uso de riego, por lo que los asesores jurídicos consideraron que podría estar afectada de un vicio de nulidad de pleno derecho por la posible comisión de los delitos de falsedad en documento público y prevaricación, al haberse dictado una resolución injusta. De hecho, esta falsedad fue advertida en un informe de la Junta de Castilla y León contrario a la extinción de la concesión.
Pese a ello, el cese en el aprovechamiento del agua por la antigua fábrica de loza –incluida en la misma concesión que la comunidad de regantes decantó el conflicto del lado de la CHD, ya que la Ley de Aguas estipula que la concesión perdida por uno de los concesionarios se extiende para los demás, sin perjuicio de solicitar una nueva concesión. Ello llevó a la comunidad a tramitar una solicitud en este sentido en 2016, sin que hasta la fecha se haya obtenido respuesta.
Los regantes confían “como principal y puede que única esperanza” que las alegaciones presentadas al Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero prosperen, así como que la CHD “manifieste una especial sensibilidad para que no se pierda esta ancestral instalación hidráulica”.
