Los novillos de Francisco Galache, encastes Urcola y Vega-Villar, en esta ocasión erales, encantaron y transmitieron emoción por su codiciosa embestida, nobleza y prontas arrancadas. Los cuatro novillos buenos con mención especial para primero y segundo con vuelta al ruedo en el arrastre y cuarto, para este informador el mejor del encierro. Los cuatro se fueron al desolladero sin los apéndices auditivos y un rabo uno de ellos. Éxito repetido del ganadero charro tras Carbonero el Mayor.
La plaza registró casi el lleno en tarde de grata temperatura. Presidió Belén Ortega y la reina de las fiestas y damas de honor en el sitial preferente del balconcillo presidencial. Buen ambiente y grata acogida para todos con el alcalde Nicolás Ortega al frente.
Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’. Es todo un espectáculo por sí mismo. Vestido a la usanza mexicana hizo el paseíllo provisto de su inseparable puro y departiendo saludos por doquier sin aspavientos ni gestos fuera de un correcto comportamiento urbano. Luego en su toreo imprimió la salsa de la gracia torera con altas dosis de excelente tauromaquia y técnica depurada. Lances sencillos como saludo preliminar repitiendo a mejor en otra tanda. Buen par de Alberto Román. Fueron constantes y sostenidos los “olés” que acompañaron la faena de ‘El Pana’ por un toreo ilustrado con estética, gusto y enorme torería. Unas ‘calesinas’ levantaron clamores. Con sitio, flujo artístico y transmitiendo emotividad, fue desgranando labor torera de altos vuelos y variada en su contenido. Estatuarios finales y con la espada de verdad con la cual actuó en todo tiempo, dos pinchazos y estocada. Dos orejas paseadas en aclamada vuelta al ruedo.
Emilio de Frutos. Mantiene los mismos argumentos toreros que apuntaron a bueno desde sus inicios. Planta torera, apostura, gusto y buen toreo. Se estira en lances por ambos lados con revolera de cierre. Exquisitos muletazos por el pitón derecho con estética depurada, corriendo la mano y llevando templado al novillo. “Olés” y vuelta a lo mismo pero por el pitón contrario. Pectorales largos y medidos. Emilio de crece ante los éxitos precedentes de sus compañeros de cartel, aunque realmente se siente torero de los pies a la cabeza y es lástima que no se decida a complacer a sus seguidores y amigos para vestir de vez en cuando el traje de luces. Ayudados por alto al final de faena y la suerte de matar ejecutada en dos tiempos pero cobrando una buena estocada. Dos orejas.
Julio Benítez ‘Cordobés hijo’. El hijo menor del ‘Ciclón’ anda en términos medios en esto del toreo. Sus comienzos causaron mucha expectación. Esa expectación fue deficitaria, no se veía a este aspirante a la gloria torera que alcanzó su progenitor y se fue diluyendo poco a poco, hasta que desde hace un par de años resurgió con mayor ímpetu, fuerza y, por supuesto, mejor torería. En Zarzuela del Pinar refrendó esa grata y esperanzadora realidad. Cambiada de hinojos y verónicas meciendo el percal con revolera entre “olés”. Empieza de rodillas con muletazos por ambos pitones. Excelente el corte torero, la apostura y el resultado de unos muletazos a pies juntos que entusiasman al cónclave. Toreó magníficamente ‘Cordobés hijo’, dando pábulo a los elogios merecidos. Con mucho aplomo y serios conceptos, terminó rodillas en tierra con pases por alto. Al encuentro estocada para dos orejas y rabo.
Mario Alcalde. El novillero no les fue a la zaga a los maestros, cumpliendo una labor de mérito y buen corte torero. Se abrió de capa para lancear a la verónica con estilo y cerrando con media ceñida. Muy bien el toreo fundamental, al principio por el lado diestro, por donde reflejó un estilo muy plausible y vistoso. Impuso ritmo, cadencia y quietud. Blandea un poco el novillo y el torero lo lleva a media altura con lentos muletazos y templados en su trayectoria. Series con buen criterio y poniendo en escena ademanes que gustaron al público. La faena resultó muy grata de ver y admirar y, cuando tras previo pinchazo agarró una buena estocada, el premio le llegó en forma de las dos orejas.